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Lavar la ropa antes de usarla puede reducir contaminantes, según expertos
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Lavar la ropa antes de usarla puede reducir contaminantes, según expertos

miércoles 04 de septiembre de 2024, 13:00h
Investigadores del proyecto EarlyCLOTHES han analizado la ropa de mujeres embarazadas y niños, encontrando altos niveles de sustancias tóxicas en prendas sintéticas. Aunque las piezas de algodón orgánico presentaron más formaldehído, se recomienda lavar la ropa antes de usarla para reducir contaminantes. Se enfatiza la necesidad de regulaciones más estrictas en el sector textil.

Un grupo de investigadores del Centro de Tecnología Ambiental, Alimentaria y Toxicológica (TecnATox) ha llevado a cabo un análisis sobre la existencia de sustancias perjudiciales en la vestimenta de mujeres embarazadas y niños. El proyecto EarlyCLOTHES, dirigido por científicos de la Universidad Rovira i Virgili y el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili, ha revelado que las prendas elaboradas con materiales sintéticos presentan una mayor cantidad de compuestos tóxicos.

Por otro lado, se ha observado que las piezas confeccionadas con tejidos orgánicos contienen un nivel más elevado de un conocido compuesto cancerígeno, el cual se utiliza para evitar que la ropa se arrugue durante su exhibición en las tiendas. Estos hallazgos subrayan la relevancia de lavar la ropa antes de utilizarla, ya que esta práctica cotidiana puede disminuir considerablemente la concentración de sustancias nocivas.

Investigación sobre la Toxicidad en la Ropa de Mujeres Embarazadas y Niños

Los autores del estudio enfatizan la urgencia de fortalecer la normativa que regula la presencia de compuestos químicos dañinos en las prendas.

Es importante indagar sobre los contaminantes químicos presentes en la ropa que adquirimos, sobre todo en aquellas prendas utilizadas por dos grupos de población vulnerables, como son las mujeres embarazadas y los niños», señala Martí Nadal, investigador de TecnATox. El equipo de investigación adquirió ropa en diversos tipos de establecimientos —incluyendo pequeños comercios, centros comerciales y tiendas en línea— y llevó a cabo un análisis para identificar una amplia variedad de compuestos químicos dañinos.

Según datos del Banco Mundial, el sector textil produce el doble de prendas en comparación con hace dos décadas. Este aumento ha impulsado unos hábitos de consumo que continúan en ascenso: actualmente, el consumidor promedio adquiere un 60% más de ropa que hace veinte años. La industria textil ocupa el tercer lugar en términos de contaminación a nivel mundial y es responsable del 20% de las aguas residuales del planeta, debido a los productos químicos empleados en los procesos de fabricación.

Estos contaminantes, ampliamente reconocidos, no solo afectan al medio ambiente; la comunidad científica también establece una conexión entre ellos y un aumento en las patologías cutáneas, así como desajustes hormonales.

Se llevó a cabo un análisis de los niveles de 55 clases de aminas aromáticas, que son subproductos de los colorantes azoicos, ampliamente utilizados en la industria debido a su durabilidad y vivacidad. Además, se evaluaron los niveles de bifenilos policlorados y formaldehído, ambos reconocidos como sustancias cancerígenas.

En el análisis también se incluyeron varios metales pesados y bisfenol A, un conocido disruptor endocrino que puede provocar desajustes en los sistemas hormonales humanos, los cuales son responsables de procesos como el crecimiento y la reproducción, entre otros.

A pesar de que los compuestos identificados no alcanzaron los límites establecidos por la legislación, los investigadores advierten que no se lleva a cabo ningún control sobre la cantidad total de estos compuestos en los tejidos, ni sobre los posibles efectos que este “cóctel de químicos” podría tener en la salud humana. “Podría haber un riesgo para la salud derivado de la exposición combinada al conjunto de químicos presentes en la ropa, especialmente para los bebés, debido al bajo peso corporal y a la exposición prolongada a los tejidos,” destaca Nadal.

Se observó que las muestras de ropa sintética, tales como el poliéster, el elastán y la poliamida, contenían una mayor concentración de aminas, así como de metales pesados como el titanio y bisfenoles, en comparación con los tejidos de algodón. Además, los hallazgos indicaron que el algodón orgánico presenta niveles significativamente más bajos de contaminantes en relación con las muestras de algodón convencional. Este contraste fue especialmente notable en lo que respecta al bisfenol A y a los bisfenilos policlorados, que son conocidos por su función como disruptores endocrinos.

«Sorprendentemente, los niveles de formaldehído, una sustancia cancerígena utilizada para evitar que la ropa se arrugue en la tienda, resultaron ser más elevados en la ropa de algodón orgánico», señala Nadal, quien es el investigador principal del proyecto.

Hallazgos Clave del Proyecto EarlyCLOTHES y su Impacto en la Salud Pública

Los hallazgos del proyecto subrayan la relevancia de aumentar la presión legislativa sobre el sector textil y de supervisar una gama más amplia de sustancias. Además, el equipo de investigación destaca la necesidad de implementar nuevos certificados que aseguren la ausencia de componentes dañinos en los tejidos, permitiendo así que los consumidores puedan acceder a esta información antes de realizar una compra. En este contexto, Martí Nadal enfatiza: “No es suficiente con utilizar materias primas de agricultura ecológica; el proceso de fabricación debe estar basado en sustancias no perjudiciales para la salud”.

Durante la segunda etapa del proyecto, el equipo de investigación llevó a cabo un análisis sobre cómo un lavado estándar afecta las concentraciones de formaldehído. En este sentido, se sometieron a lavado aquellas prendas que presentaban una mayor cantidad de esta sustancia en una lavadora convencional. Según Nadal, es «una recomendación muy relevante, en términos de salud pública», el hecho de lavar la ropa antes de usarla por primera vez, dado que tras realizar un solo lavado no lograron detectar la presencia de formaldehído.

El proyecto EarlyCLOTHES, que tuvo lugar entre 2020 y 2023, recibió apoyo financiero del Ministerio de Ciencia e Innovación y de la Agencia Estatal de Investigación. En este esfuerzo, además de los investigadores de TecnATox, la Universidad Rovira i Virgili y el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili, también participaron expertos del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDEA-CSIC), ubicado en Barcelona, así como de la Universidad de São Paulo en Brasil.

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