Los chatbots de IA se han convertido en los nuevos 'confidentes' digitales para muchos menores, especialmente durante la preadolescencia y adolescencia. Estos jóvenes comienzan a establecer vínculos emocionales con estas inteligencias artificiales, considerándolas como verdaderos "amigos" debido a su disponibilidad constante y la ausencia de juicios. Expertos de Qustodio advierten que esta interacción digital podría incrementar el aislamiento social y distorsionar la percepción que tienen sobre las relaciones humanas.
El fenómeno del uso de chatbots ha cambiado radicalmente nuestra relación con la tecnología. Lo que originalmente era una herramienta diseñada para facilitar el acceso a información o resolver dudas, ha evolucionado hacia una conexión más profunda donde algunos adolescentes encuentran un espacio para desahogarse y sentirse escuchados.
La búsqueda de conexión emocional en entornos digitales
Según Gloria R. Ben, psicóloga experta de Qustodio, muchos adolescentes prefieren compartir sus emociones con un chatbot en lugar de hacerlo con amigos o adultos. Esta preferencia puede surgir por el miedo al juicio o la reacción negativa del otro. Sin embargo, aunque estas interacciones pueden parecer auténticas, carecen de la reciprocidad emocional que caracteriza a las relaciones humanas reales.
Este fenómeno es particularmente prevalente entre los menores que exploran el entorno digital sin supervisión adecuada. Un estudio reciente realizado por UNICEF y UNESCO revela que más de la mitad de los jóvenes entre 9 y 17 años utilizan inteligencia artificial. Ben también señala que este comportamiento puede estar motivado por la facilidad de relacionarse con una IA que no juzga ni impone críticas, lo que les resulta atractivo.
Consejos para padres sobre el uso responsable de la tecnología
Para ayudar a los padres a identificar posibles problemas relacionados con el uso excesivo de chatbots, desde Qustodio ofrecen algunas recomendaciones:
- Prestar atención a señales: Cambios en el comportamiento, aislamiento social o un aumento en el tiempo frente a pantallas son indicativos importantes. Es crucial abordar estos temas desde una perspectiva comprensiva.
- Acompañamiento activo y educación emocional: Desde pequeños, los niños deben aprender a diferenciar entre interacciones digitales y relaciones humanas reales.
- Supervisión digital: Utilizar herramientas que permitan a las familias monitorear las actividades online de sus hijos para tener una visión clara sobre su vida digital.
Las consecuencias de estos vínculos emocionales con tecnologías simuladas pueden ser profundas. Los menores podrían llegar a creer que las respuestas obtenidas provienen de experiencias humanas reales, lo cual confunde su comprensión sobre emociones y relaciones interpersonales. En situaciones extremas, esta dinámica puede normalizar comportamientos riesgosos si la información proporcionada por los chatbots no es adecuada.
Por ello, el papel familiar es fundamental: fomentar el pensamiento crítico y desarrollar habilidades sociales son pasos esenciales para contrarrestar estos efectos negativos. Ben concluye enfatizando que si los padres gestionan adecuadamente su relación con la tecnología y priorizan las conexiones reales, estarán preparando mejor a sus hijos para enfrentar estos desafíos.