Un reciente estudio dirigido por Geociencias Barcelona (GEO3BCN), parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha arrojado luz sobre una de las paradojas geológicas más intrigantes: la aparente contradicción del mar Mediterráneo, que parece haber estado tanto vacío como lleno durante el periodo del Messiniense, hace aproximadamente 5,5 millones de años. Este trabajo ha sido publicado en la revista Science Advances.
La investigación sugiere que esta dualidad se debe a la erosión causada por ríos y lagos de agua dulce en Eurasia, así como a los cambios climáticos cíclicos relacionados con la inclinación de la Tierra respecto al Sol. A lo largo de la historia, los movimientos de la litosfera han llevado al aislamiento de mares regionales del océano mundial, resultando en una acumulación significativa de depósitos salinos. Este fue el caso del Mediterráneo, que quedó separado del Atlántico durante la Crisis Salina del Mioceno tardío.
El Enigma del Lago-Mare
Durante esta crisis ambiental conocida como Lago-Mare, los sedimentos indican una cuenca mediterránea que alternaba entre aguas salobres y dulces. Sin embargo, las evidencias también sugieren un Mediterráneo casi vacío en ciertas áreas. En lugares como Cuevas de Almanzora (Almería) y Mallorca, se han encontrado fósiles de ostrácodos en sedimentos que apuntan a un mar lleno de agua poco salada. Estos hallazgos son contradictorios con muestras extraídas en zonas más profundas que muestran fauna similar en áreas más bajas.
Para resolver este dilema, el equipo investigador desarrolló un modelo numérico que simula más de 600.000 años de evolución geológica, considerando factores como lluvia, evaporación y movimientos verticales de la corteza terrestre. Este modelo ha logrado reproducir satisfactoriamente los registros geológicos aparentemente incompatibles.
Niveles Fluctuantes y Ecosistemas Vulnerables
Daniel García-Castellanos, investigador principal del estudio, explica que si su teoría se confirma, el nivel del Mediterráneo podría haber caído hasta dos kilómetros por debajo del actual antes de comenzar a oscilar debido a cambios orbitales. Los resultados sugieren que la erosión progresiva provocada por ríos cercanos permitió flujos masivos de agua dulce hacia el mar, elevando su nivel hasta alcanzar los 1.300 metros.
Este fenómeno generó fluctuaciones significativas en el nivel del mar que explican las variaciones registradas en la geología. García-Castellanos también destaca cómo estos cambios impactaron profundamente los ecosistemas mediterráneos, donde los lagos aislados durante el Lago-Mare sirvieron como refugios inestables para algunas especies.
Finalmente, la Crisis Salina del Messiense culminó abruptamente con la inundación del Mediterráneo por aguas atlánticas. Esta fase estuvo marcada por un aumento progresivo en la salinidad y culminó con un aislamiento total y formaciones lacustres inestables.
Si se corroboran estos hallazgos junto a otros estudios independientes recientes, se podría establecer un modelo mecánico para entender mejor cómo se produjeron estos gigantes salinos en el pasado geológico y su influencia en la evolución terrestre.