Las redes sociales nos conectan como nunca antes, pero también alimentan la adicción y la ansiedad. Es fundamental explorar cómo el exceso de tiempo frente a la pantalla afecta nuestro cerebro, nuestras relaciones y nuestro bienestar. Además, se ofrecerán consejos de expertos para recuperar el equilibrio en nuestras vidas.
Las redes sociales han transformado los hábitos de las personas y seguirán haciéndolo en el futuro. Hace casi 25 años, nadie habría imaginado que llevaríamos un dispositivo de 15 centímetros en el bolsillo que no solo conoce rutas, sino que también muestra imágenes, reproduce música y videos, y nos conecta con todo el mundo. No obstante, es crucial recordar que esta realidad tiene un lado oscuro que puede impactar seriamente nuestras relaciones humanas.
La evolución de la tecnología y sus efectos
Cuando se lanzó ENIAC (Electronic Numerical Integrator and Computer), la primera computadora diseñada para uso práctico en 1945, los medios lo llamaron “cerebro gigante”. Era una verdadera herramienta matemática de su época, capaz de resolver ecuaciones complejas.
Los científicos habían logrado su primer gran triunfo en este campo, pero no sería el último. A medida que pasaban las décadas, surgieron innovaciones que cambiarían radicalmente la vida cotidiana. En 1997 nació SixDegrees.com, considerado el primer sitio serio de redes sociales, donde los usuarios podían crear perfiles, mantener listas de amigos y comunicarse a través de mensajes privados.
A partir de ahí, comenzó la verdadera carrera: plataformas como Messenger, Instagram, X y Snapchat revolucionaron nuestra forma de interactuar. Ahora podemos conectarnos al instante y compartir momentos significativos con todos. Sin embargo, surge la pregunta: ¿es todo tan positivo o las redes sociales han traído consigo aspectos peligrosos? Este artículo se centrará en la adicción a las redes sociales, sus causas y posibles soluciones junto a los estándares poco realistas impuestos por influencers.
¿Es la red social una droga digital?
El término “adicción a internet” apareció por primera vez en 1996 y evolucionó hacia la adicción a las redes sociales. Inicialmente, los criterios diagnósticos para esta adicción se desarrollaron tomando como referencia la adicción al alcohol. Un estudio realizado en 2018 por la Universidad Burdur Mehmet Akif Ersoy definió la adicción así: “Sólo soy bueno en internet; no valgo nada si no estoy conectado; soy importante en línea; fracaso cuando no estoy en internet; nadie me quiere fuera de ese entorno; internet es mi único amigo; todos me tratan mal excepto allí.” Las pruebas neurológicas realizadas a usuarios activos revelan síntomas biológicos y psicológicos similares a los observados en adictos al alcohol o drogas.
No obstante, el Dr. Michael Rich del Digital Wellness Lab del Hospital Infantil de Boston sugiere que sería más apropiado hablar de ‘Uso Problemático de Medios Digitales’. Considera que etiquetar este comportamiento como “adicción” podría ser erróneo dado que el uso efectivo del internet es esencial hoy en día.
Causas detrás de la adicción
Helena Talihärm enfatiza que para entender este problema es necesario comprender nuestra biología. “Al desplazarnos por las redes sociales, el cerebro recibe una rápida dosis de dopamina. Esta sustancia química genera sensaciones placenteras. Cuando hacemos algo agradable, nuestro cuerpo busca repetir esa experiencia”, explica Talihärm.
Tina, una joven ciudadana europea, relata que sufrió el impacto negativo de las redes sociales a los 16 años: “No diría que era adicta a ellas, pero sí tenía un problema. Mi nivel de dopamina influía mucho; no podía ver una película sin estar con el teléfono ni disfrutar leyendo porque me parecía aburrido.”
Talihärm aconseja abordar estos problemas desde sus primeras señales: establecer límites en el tiempo frente a la pantalla es clave. Si un joven no puede hacerlo por sí mismo, debe ser apoyado por un adulto responsable.
Estrategias para limitar el tiempo frente a pantallas
Tina ha encontrado útil establecer límites: “Puse un límite diario de 30 minutos para todas mis aplicaciones sociales utilizando la función Screen Time en mi iPhone. El código para sobrepasar ese límite lo conoce solo un amigo mío que prometió no compartirlo conmigo.” También menciona que otras aplicaciones permiten establecer límites similares.
No toda la responsabilidad recae sobre los usuarios. Las plataformas están diseñadas para fomentar su uso frecuente y generar deseos constantes por experimentar esas sensaciones placenteras nuevamente.
Amanda Giordano destaca que las plataformas son interminables; siempre hay contenido nuevo cada vez que actualizamos nuestra pantalla. Este diseño facilita que se active el miedo a perderse algo (FOMO) entre los usuarios.
Influencia negativa de los creadores de contenido
Los influencers juegan un papel crucial al moldear la salud mental de los jóvenes al presentar imágenes perfectas gracias a filtros que eliminan cualquier imperfección visible.
Muchos adolescentes tienden a adoptar estas imágenes como estándares ideales. La presión social puede ser abrumadora; ver publicaciones con muchos "me gusta" puede afectar gravemente su autoestima.
Teniendo esto en cuenta, Helena Talihärm advierte sobre cómo estos estándares pueden causar ansiedad y estrés entre los jóvenes: “A menudo son irreales e inalcanzables; además pueden provocar estados emocionales bajos debido al constante deseo por obtener validación online.
Aumentando la conciencia sobre el uso saludable
A medida que avanza la tecnología, surge una pregunta vital: ¿cómo utilizar las redes sociales y dispositivos digitales de manera segura? La respuesta está en aumentar nuestra conciencia.
Talihärm define esta conciencia como acciones deliberadas teniendo en cuenta sus efectos potenciales: “Un joven necesita tener una relación emocional segura con un adulto confiable para entender por qué es beneficioso limitar su tiempo frente a pantallas”.
Tina refuerza esta idea sugiriendo técnicas visuales como tableros donde anote sus metas futuras: “Pedirle a personas cercanas recordatorios para dejar el teléfono puede ser muy útil. Disfrutar del momento presente es fundamental; ya sea un concierto o un viaje, simplemente desconéctate y disfruta realmente del momento."