La ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet, ha expresado su profunda preocupación por el deterioro de la democracia a nivel global, especialmente en lo que respecta a los Derechos Humanos y los derechos de las mujeres. Durante su participación en el curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid titulado “Avances y desafíos de la Política Exterior Feminista en América Latina y España”, Bachelet se autodenominó una “optimista estratégica”. A pesar del sombrío panorama actual, afirmó que “a largo plazo, vamos a llegar a donde queremos llegar”. Esta conferencia será transformada en un podcast de la Fundación Carolina, que financia el curso, mientras que Eva María Granados, secretaria de Estado de Cooperación Internacional, le ha solicitado a Bachelet que compile sus ideas en un libro para alcanzar un público más amplio.
Bachelet, quien también ocupó el cargo de Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, alertó sobre el alarmante aumento de gobiernos autocráticos en el mundo. Según sus palabras, “en algunos casos auténticas dictaduras” han llevado a que actualmente el 40% de la población mundial resida en países con este tipo de regímenes. Por primera vez en muchos años, hay menos naciones democráticas que autocráticas en el planeta.
El retroceso en los derechos humanos
La ex mandataria subrayó que esta situación representa una preocupación enorme, ya que incluso en Europa se observa un ascenso del liderazgo de la derecha radical y extrema derecha. Esto ha resultado en “una pérdida de los derechos de las mujeres, especialmente en lo que concierne a los derechos sexuales y reproductivos”. Bachelet calificó este fenómeno como un “auténtico retroceso en los derechos de las mujeres”. Granados añadió que a nivel global se está regresando al contexto del año 1985, donde persiste el mandato patriarcal del silencio, limitando la participación femenina en la vida política.
A pesar del panorama desolador, Bachelet sostiene que existen soluciones viables. Muchas de ellas implican involucrar a todos los países en instituciones internacionales como las Naciones Unidas. En este sentido, propuso revisar las legislaciones nacionales relacionadas con la paridad y no discriminación en áreas como la representación política, diplomática y militar.
Caminos hacia la equidad
Bachelet enfatiza la necesidad imperiosa de establecer cuotas vinculantes para asegurar una representación equitativa dentro de las fuerzas armadas y cuerpos diplomáticos. A su juicio, la paridad no solo es una cuestión de justicia social sino también una garantía para decisiones más inclusivas y sostenibles.
"Es crucial que el reconocimiento simbólico se traduzca en una participación sostenida y efectiva", afirmó Bachelet. Las mujeres deben ser incluidas no solo como invitadas a mesas de paz, sino como actores clave en el diseño e implementación de estrategias para la seguridad y reconciliación. Coincide con Granados al señalar que es esencial establecer reglas claras, representatividad adecuada y alianzas sólidas porque “hay una sola humanidad; los problemas son compartidos y requieren soluciones globales”.
Bachelet también aboga por impulsar programas formativos centrados en liderazgo y gobernanza feminista dirigidos tanto a hombres como a mujeres para transformar culturas y erradicar prácticas discriminatorias.