Martha descendió del avión y se encontró en un aeropuerto donde predominaban las mujeres. Esta fue la primera imagen de su llegada a Beijing en 1995, donde participó en la IV Conferencia de la Mujer, un evento de las Naciones Unidas que sentó las bases para abordar las inequidades de género en el siglo XXI. Este encuentro sigue influyendo en las leyes colombianas, así como en las políticas relacionadas con la infancia y adolescencia. ¿Qué ocurrió en este evento y por qué su relevancia persiste?
Entre la emoción y la realidad de ser las “incómodas”
Al salir del aeropuerto, las autoridades chinas separaron a las 20 colombianas, incluyendo a Martha, del resto de los cuerpos diplomáticos y las condujeron a un autobús que las alejaba del centro de la ciudad, donde tendría lugar la conferencia. Su destino era Huairou, a 30 minutos de Beijing, un lugar designado para el Foro de Organizaciones. En ese instante, sospecharon que esta medida buscaba mantenerlas apartadas de los espacios decisionales.
En 1970, Martha Quintero se identificó como feminista y, años más tarde, junto a otras mujeres de la Universidad del Valle, fundó el Grupo Amplio, uno de los movimientos feministas más destacados de Cali. Participó activamente en el proceso constituyente, aunque hoy considera que quedó incompleto. “Las mujeres no logramos paridad”, afirma, señalando que temas como el trabajo doméstico, la crianza, el acceso a la tierra y la participación política son aún una deuda pendiente. Este proceso democrático inacabado fue lo que la impulsó a crear la Red Nacional de Mujeres. Ahora, en China, tenía una oportunidad única para influir.
Un hito global: La lucha por los derechos femeninos
En Huairou, fueron recibidas en un edificio nuevo y deshabitado construido por el gobierno chino para albergar a activistas internacionales; posteriormente sería ocupado por campesinos locales. Aunque estos edificios reflejaban la estética austera del país comunista, Martha sintió esperanza al ver pancartas rojas que decían: “Bienvenidas a Huairou, destino turístico; que todo salga como desean”.
La verdadera sorpresa llegó durante la inauguración oficial de la Conferencia. En el estadio de Beijing se dieron cuenta del poder del movimiento: 30 mil mujeres asistieron al Foro de Organizaciones. Para las colombianas fue revelador. “Allí descubrimos que el feminismo y la reivindicación de los derechos femeninos eran globales y que podíamos lograr mucho juntas”, recuerda.
De regreso al Foro de Organizaciones, una jornada memorable fue cuando las mujeres japonesas compartieron sus experiencias sobre las violencias sufridas durante la Segunda Guerra Mundial y cómo sus cantos en prisión les ayudaron a mantener la esperanza. Allí se enfatizó el eje de paz y sus voces resonaron con respecto a la violencia sexual y desapariciones en el conflicto armado colombiano.
Luchas compartidas: Un llamado global por justicia
Las mujeres chinas luchaban por derechos como heredar propiedades e igualdad salarial; su enfoque estaba centrado en identidad, pobreza y educación. Las musulmanas abogaban por paz y una agenda agraria. “Este espacio era un aprendizaje colectivo y fortalecía una agenda global”, recuerda Martha. Sin embargo, fueron las latinoamericanas quienes más insistieron en una agenda global enfocada en salud sexual; estaban cansadas de recibir escasa educación sexual y enfrentarse a embarazos riesgosos.
A medida que avanzaba la conferencia de la ONU, el ambiente tenso contrastaba con el apoyo solidario experimentado en el Foro. La disputa principal giraba alrededor del lenguaje utilizado; términos como “salud sexual”, “aborto” y “derechos reproductivos” eran objeto de veto por parte del Vaticano y muchos países musulmanes.
“Era necesario encontrar un lenguaje que respetara diferencias culturales”, explica Gabriela Castellanos, quien trabajó arduamente para preparar a la delegación colombiana sobre lo crucial que era este trabajo para todas las mujeres del mundo. Allí conocieron a figuras clave como Cecilia López, Piedad Córdoba, funcionarias municipales y gubernamentales que viajaron con ellos para defender sus posturas ante diversas líneas temáticas.
Afrontando desafíos: El impacto perdurable de Beijing
Martha aclara que aunque no podían hablar directamente durante la Conferencia de la ONU, fue esencial comunicarse con su delegación gubernamental. Además, idearon formas creativas para realizar protestas pacíficas pese a estar prohibidas; ocuparon escaleras para hacerse notar. Sin su presencia activa, muchas decisiones habrían tomado rumbos distintos.
A pesar de tensiones notables durante esos días históricos, se logró un avance significativo: La Plataforma de Acción de Beijing reconoció el "derecho de todas las mujeres a controlar todos los aspectos de su salud", instando a los estados miembros a actuar al respecto. Aun así, Colombia enfrenta altos índices de mortalidad materna; el derecho al aborto solo fue reconocido formalmente en 2005 mediante sentencia C-355.
Voces históricas: Un legado transformador
Dentro del recinto conferencial resonaron voces significativas como las de Hillary Rodham Clinton y Beverly Palesa, una joven activista sudafricana quien abordó los derechos humanos desde una perspectiva interseccional al hablar sobre mujeres lesbianas. Aunque no se logró un reconocimiento oficial sobre orientación sexual ni pleno goce sexual -una deuda aún presente-, sí se incluyó el término "género" en declaraciones oficiales.
Esto representó un paso crucial hacia equidad al reconocer los roles asignados socialmente; además sentó fundamentos para los derechos LGBTIQ+. Otra destacada fue Gina Vargas, quien rompió protocolos al desplegar una pancarta exigiendo recursos económicos necesarios para avanzar hacia una igualdad real entre géneros.
No solo se recuerda esta conferencia como un hito histórico; también estableció bases para políticas nacionales tales como la Ley 1257 contra violencia hacia mujeres; derechos infantiles; ley de cuotas; Política Nacional de Educación Sexual; así como participación femenina en procesos pacíficos previos diálogos desarrollados en La Habana.
Nuevos retos: La necesidad urgente de otra conferencia
"A medida que avanzamos hacia espacios más equitativos hay reacciones adversas", dijo Castellanos mientras celebraba cada paso logrado pero observaba atentamente movimientos reaccionarios mundiales marcados por xenofobia y misoginia.
Nuevas expresiones sociales han surgido como los "incel", jóvenes hombres célibes involuntarios quienes justifican violencias contra mujeres debido a su percepción negativa sobre relaciones interpersonales.
Han pasado tres décadas desde aquella histórica conferencia; aunque ha habido avances significativos en derechos humanos femeninos,"la lucha continúa". Las metas políticas aún están lejos pues muchas siguen enfrentándose diariamente con violencia estructural e injusticias económicas.
Martha Quintero concluye afirmando que es tiempo propicio para convocar otra conferencia internacional destinada actualizar retos actuales e incorporar ideas frescas provenientes especialmente jóvenes activistas comprometidos con construir futuros más justos e igualitarios.