El Instituto de Investigación en Cambio Global de la Universidad Rey Juan Carlos (IICG-URJC) se ha alineado con la demanda de un Pacto de Estado para abordar la emergencia climática. Esta institución tiene como objetivo proporcionar conocimientos sobre el cambio global y la pérdida de biodiversidad, contribuyendo así a que los responsables políticos y empresariales puedan desarrollar estrategias efectivas para mitigar esta crisis.
Los devastadores incendios forestales que han afectado a España son solo una parte de una serie de eventos climáticos extremos, que incluyen inundaciones y sequías severas, que generan preocupación entre la población. Ante esta situación, es esencial establecer una estrategia a largo plazo, fundamentada en la ciencia y enfocada en la prevención, para enfrentar adecuadamente la emergencia climática.
La necesidad de un Pacto por la Emergencia Climática
El IICG-URJC se une a otros actores que subrayan la urgencia de alcanzar un Pacto de Estado por la emergencia climática, una iniciativa recientemente anunciada por el presidente Pedro Sánchez. Desde esta institución se considera que este pacto representa una oportunidad única para implementar acciones climáticas necesarias y urgentes.
Aunque el Pacto debe tener un enfoque político, su desarrollo debe estar impulsado por la ciencia en todas sus etapas: negociación, redacción, implementación y evaluación. Es crucial que contemple no solo los riesgos asociados al cambio climático, sino también la pérdida de biodiversidad y otros factores del cambio global, como el abandono rural, que afecta gravemente a nuestro territorio.
Construcción basada en conocimiento científico
Las medidas propuestas en el Pacto deben fundamentarse en el conocimiento científico existente. Esto no excluye enfoques innovadores o transformadores; sin embargo, todos deben surgir desde un pensamiento crítico. Además, es vital priorizar el aumento significativo de financiación destinada a la investigación sobre estos temas.
Se hace hincapié en la necesidad de integrar más activamente la ciencia en los procesos de toma de decisiones. Actualmente existe una desconexión notable entre ciencia y política, así como una falta de foros estables que faciliten el intercambio rápido de información entre científicos y responsables políticos.
Educación e información ciudadana
El Pacto debe incluir mecanismos para mejorar los canales de información y formación dirigidos a la ciudadanía. Solo una sociedad bien informada puede contribuir críticamente a afrontar este desafío. Se requiere un acuerdo político duradero que contemple medidas ambiciosas y adecuadamente financiadas, abarcando tanto mitigación como adaptación al cambio climático.
Este pacto debería utilizar la ciencia como eje central desde una perspectiva integradora y multidisciplinaria, incluyendo diversos actores sociales. La integración no solo debe ser biológica sino también cultural, teniendo en cuenta las particularidades regionales y las diferentes sensibilidades presentes en nuestra sociedad.
Biodiversidad como prioridad del Pacto
Es fundamental que el Pacto considere a la naturaleza como aliada principal. La conservación y gestión adecuada de la biodiversidad deben ser ejes transversales del acuerdo; su preservación y restauración son esenciales para enfrentar eficazmente esta emergencia climática.
La restauración ecológica emerge como una herramienta clave para situar a la naturaleza en el centro del bienestar humano. La gestión sostenible de bosques y ecosistemas es crucial ante eventos extremos como incendios e inundaciones. Asimismo, se debe priorizar una agricultura regenerativa dentro del marco del Pacto para asegurar un entorno saludable.
En conclusión, el IICG-URJC reafirma su compromiso con acciones concretas contra el cambio global y la pérdida de biodiversidad. Este Pacto de Estado, si se basa firmemente en principios científicos y cuenta con financiamiento adecuado, puede convertirse en un instrumento fundamental para abordar estos desafíos críticos.