La discusión sobre la frecuencia de los informes financieros trimestrales para las empresas públicas en Estados Unidos ha cobrado relevancia nuevamente. Con figuras como el expresidente Donald Trump y el presidente de la Comisión de Valores y Bolsa (SEC), Paul Atkins, abogando por la eliminación de estos informes, se vislumbra un posible cambio regulatorio. La experiencia reciente en la Unión Europea (UE) y el Reino Unido ofrece una perspectiva sobre cómo podría implementarse esta reforma.
Reducir la frecuencia de los informes de trimestral a semestral podría no tener el impacto drástico que tanto críticos como defensores anticipan. La experiencia europea sugiere que este cambio no eliminaría el enfoque a corto plazo en los mercados de capital ni revertiría la preocupante disminución del número de empresas públicas en Estados Unidos. Sin embargo, sería un avance significativo hacia una regulación más flexible.
Historia del Informe Trimestral y su Evolución
Desde 1970, las empresas públicas en EE.UU. están obligadas a presentar informes trimestrales que incluyen estados financieros no auditados y análisis por parte de la dirección. En contraste, la UE y el Reino Unido adoptaron esta práctica a mediados de los años 2000, pero regresaron a requisitos semestrales en la década de 2010. A pesar de esto, algunas grandes multinacionales han continuado con reportes trimestrales debido a la demanda de los inversores.
A lo largo de los años, muchas compañías han proporcionado orientaciones sobre ganancias trimestrales como parte de su comunicación con inversores. Esta práctica se facilitó tras la aprobación del *Private Securities Litigation Reform Act* en los años 90, que ofreció protección legal para declaraciones prospectivas. Sin embargo, figuras prominentes como Jamie Dimon y Warren Buffett han criticado esta tendencia, argumentando que fomenta un enfoque cortoplacista perjudicial para los intereses a largo plazo.
Cambios en las Llamadas de Ganancias
Las llamadas de ganancias son otro componente crítico del calendario trimestral en EE.UU., donde ejecutivos presentan resultados financieros poco después del lanzamiento oficial. Estas sesiones son cruciales: cualquier error puede afectar inmediatamente el precio de las acciones. Actualmente, se dedica una considerable cantidad de tiempo y recursos corporativos a estas presentaciones, lo que podría ser redirigido hacia metas estratégicas más sustanciales si se eliminara o redujera esta carga.
Una reforma significativa sería mover estas llamadas a un calendario semestral, lo que aliviaría considerablemente la presión sobre la alta dirección y contribuiría a mitigar el cortoplacismo. Este formato ya es común en Europa, donde las empresas suelen realizar estas llamadas solo dos veces al año.
Un Cambio Necesario en el Horizonte
Durante su mandato anterior, Trump instó a la SEC a estudiar un cambio hacia informes semestrales. Aunque no se tomaron medidas inmediatas, recientemente ha reiterado su apoyo a esta idea, sugiriendo que las empresas deberían poder elegir entre reportar trimestral o semestralmente. Esta propuesta ha ganado atención adicional tras un informe reciente que destaca una alarmante disminución en el número de empresas cotizadas en bolsa desde 2000.
A medida que se presenta este debate sobre la frecuencia del reporte financiero, organizaciones como el *Long Term Stock Exchange* (LTSE) han comenzado a tomar medidas concretas para promover cambios regulatorios que permitan una mayor flexibilidad en los informes financieros. El LTSE busca fomentar un enfoque más sostenible y menos centrado en resultados inmediatos dentro del mercado.
Perspectivas Futuras sobre Informes Financieros
Aunque cambiar a reportes semestrales no resolverá todos los problemas asociados con el cortoplacismo o revertirá la caída del número de empresas públicas, sí podría reducir significativamente las cargas regulatorias que desincentivan las ofertas públicas iniciales y mantienen a las empresas fuera del mercado público. Aliviando estas presiones temporales, las compañías tendrían más libertad para concentrarse en sus objetivos estratégicos a largo plazo.
La experiencia internacional indica que este tipo de reformas podría llevarse a cabo sin sacrificar la transparencia necesaria para los inversores. Así pues, avanzar hacia un sistema semestral podría ser un paso positivo para revitalizar los mercados públicos estadounidenses y fomentar un entorno empresarial más saludable.