“La ciencia y la magia solamente se diferencian en que nosotros al final contamos el truco”, afirma Javier García Martínez, reconocido catedrático de Química Inorgánica en España. Este destacado científico será el encargado de inaugurar una nueva edición de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria (UC), programada para el miércoles 18 de junio a las 19:00 horas, en la Iglesia de Santa María de la Asunción en Laredo. Su conferencia, titulada Cuando las máquinas hacen Ciencia, promete ser un evento significativo.
García Martínez, quien presidió la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada durante el bienio 2022-2023, expresa su preocupación por el aumento de las pseudociencias y el negacionismo. “Si alguien quiere pensar que la tierra no es redonda, me da pena, pero no me preocupa. Sin embargo, que haya gobiernos que nieguen el cambio climático o cuestionen la Agenda 2030 sí me inquieta mucho más”, señala.
El catedrático reflexiona sobre la resistencia a aceptar evidencias científicas: “¿Por qué hay personas que no quieren aceptar datos cuando tienen acceso a información clara? La comunicación científica debe comenzar con una escucha activa, entendiendo las preocupaciones e ideas preconcebidas del otro. Esto facilitaría un diálogo constructivo.” Para él, es fundamental establecer una conversación basada en el respeto mutuo y la búsqueda conjunta de soluciones.
LA OPORTUNIDAD DE LAS RENOVABLES
Originario de La Rioja, Javier García Martínez ha desarrollado catalizadores innovadores utilizados en refinerías que mejoran la eficiencia y reducen las emisiones de CO2. Con optimismo, destaca el potencial del sector industrial español: “Nuestra industria química es excepcional, generando casi siete mil empleos directos e indirectos y representando cerca del 6% del PIB”. Si se electrifica este sector mediante energías renovables abundantes y económicas, España podría liderar una transición energética que muchos otros países no lograrán.
No obstante, también reconoce los desafíos asociados a las energías renovables: “Estas presentan complejidades porque la demanda no siempre coincide con la oferta. Por ejemplo, hay más luz solar cuando menos energía se requiere”. A pesar de ello, García Martínez se enfoca en proponer soluciones viables: “En lugar de almacenar energía renovable para uso futuro, debemos utilizarla para generar moléculas valiosas como amoníaco o hidrógeno cuando haya excedente.”
El catedrático subraya que España aún no ha tenido un debate serio sobre su mix energético. “Nunca hemos discutido abiertamente si queremos energía nuclear o no. Yo soy un firme defensor de las energías renovables; Europa está avanzando hacia una economía descarbonizada porque es esencial para nuestro futuro”, concluye.
EMPODERAR A LOS JÓVENES
Aparte de su labor como científico y profesor, García Martínez también es un mecenas comprometido con el talento joven español. Fundó Celera, una iniciativa destinada a patrocinar a jóvenes talentos utilizando parte de los beneficios obtenidos por sus innovaciones en catalizadores. “Al regresar a España tras mi experiencia en Estados Unidos, decidí invertir en nuestra juventud para ofrecerles formación y recursos necesarios para crecer profesionalmente”, explica.
Desde su creación hace once años, Celera ha apoyado a 110 jóvenes emprendedores que han fundado más de 15 empresas valoradas en más de 600 millones de euros. Sin embargo, su objetivo va más allá del emprendimiento: “Quiero crear una comunidad dinámica donde los jóvenes puedan desarrollarse y colaborar entre sí”, enfatiza.
“De todo lo que he hecho hasta ahora, esto es lo que más orgullo me genera. No solo se han creado empresas; también hemos visto importantes descubrimientos científicos y talentos emergentes en diversas áreas como la escritura y el cine”, agrega García Martínez.
NACIDO PARA SER CIENTÍFICO
Para este químico, nunca ha habido un mejor momento para dedicarse a la ciencia: “Hoy podemos realizar hazañas inimaginables como explorar cometas o estudiar agujeros negros”. Describe su carrera como “la gran aventura” y asegura que no cambiaría nada sobre su trayectoria científica: “Cada día me despierto ansioso por descubrir los resultados de mis experimentos.”
García Martínez considera que convertirse en científico ha sido su mejor decisión vital: “Me permite rodearme constantemente de personas interesantes e inteligentes que buscan mejorar el mundo”. Se pregunta cómo hay tan pocas personas dispuestas a embarcarse en esta emocionante aventura del conocimiento.
Finalmente, resalta que ser científico implica adoptar una mentalidad abierta: “Incluir la duda y estar dispuesto a aprender son esenciales para navegar por este complejo mundo”. Para él, la ciencia trasciende las paredes del laboratorio; es un estilo de vida basado en la curiosidad y el deseo constante por comprender más profundamente nuestra realidad.