Investigadores de la Universidad Loyola, provenientes de diversas disciplinas científicas, han unido esfuerzos con distintas organizaciones para identificar y difundir buenas prácticas. El objetivo es proporcionar a las nuevas generaciones las herramientas necesarias para convertirse en ciudadanos responsables y comprometidos con un futuro sostenible.
El proyecto, titulado «Identificación y difusión de buenas prácticas educativas en el marco de la educación para el desarrollo sostenible en Andalucía a través del enfoque de capacidades», ha recibido financiación de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Este trabajo ha involucrado a universidades, profesores e investigadores de instituciones internacionales. Entre los participantes se encuentran la Universidad Loyola, su Instituto de Desarrollo, la Fundación ETEA, así como otras entidades como la Universitat Oberta de Catalunya, la Universidade Aberta de Portugal, y varias universidades latinoamericanas.
Un enfoque de Capacidades para un futuro sostenible
La crisis provocada por la pandemia de COVID-19 resaltó la necesidad urgente de formar individuos capaces de adaptarse a una sociedad en constante cambio. En este contexto, el proyecto se centra en la educación en habilidades para la vida, fundamentándose en el enfoque de capacidades propuesto por Martha Nussbaum. Este enfoque prioriza la justicia social y la dignidad humana, asegurando que las personas desarrollen capacidades esenciales para llevar vidas plenas.
A lo largo del proyecto, se ha buscado integrar este enfoque dentro del ámbito educativo orientado al desarrollo sostenible y la ciudadanía global. También se han abordado los desafíos asociados con la transición hacia modalidades educativas híbridas y virtuales, analizando modelos tanto en línea como tradicionales. Se han desarrollado herramientas para medir el impacto educativo y promover metodologías que integren tecnología con pedagogía inclusiva.
Capacidades para enfrentar los retos de un mundo en constante cambio
El estudio se ha enfocado en el análisis de 13 capacidades fundamentales que fomentan no solo el aprendizaje académico, sino también la transformación social y ambiental. Estas capacidades son cruciales para preparar a los estudiantes frente a los retos que plantea un mundo globalizado.
La formación continua emerge como un eje central para asegurar que los estudiantes puedan adaptarse a lo largo de sus vidas a un entorno digital siempre cambiante. Además, se destaca cómo la calidad de vida universitaria mejora gracias a herramientas digitales que optimizan la gestión del tiempo y reducen el estrés, promoviendo una experiencia académica más equilibrada.
A su vez, se promueven hábitos saludables dentro del entorno educativo mediante iniciativas que integran aspectos relacionados con la salud corporal. La atención a temas como la ciberseguridad, garantiza un aprendizaje seguro y protege la privacidad del alumnado.
Pensamiento divergente y convergente, así como gestión emocional en entornos virtuales, son competencias clave que contribuyen al bienestar integral del estudiante. La inclusión de capacidades como razón práctica, afiliación, y el uso pedagógico de la gamificación, hacen del proceso educativo algo dinámico y efectivo.
A través de estas iniciativas, se busca no solo cerrar brechas educativas, sino también formar ciudadanos responsables comprometidos con un desarrollo sostenible.