Delia María Sevilla Lobato, estudiante de la Universidad de Almería (UAL), ha regresado recientemente de Cuba, donde participó en un proyecto de voluntariado internacional. Su labor se centró en la promoción del autocuidado en contextos de desigualdad social, así como en la prevención de trastornos alimentarios, enfermedades cardiovasculares y de transmisión sexual mediante la investigación.
Con un grado en Educación Social recién obtenido y un trabajo final sobresaliente sobre sexualidad en personas con discapacidad, Delia se convirtió en la primera estudiante de la UAL en participar en este programa. Durante su estancia de 21 días, demostró su compromiso con el espíritu cooperante que caracteriza a los voluntarios.
La convocatoria del programa de Voluntariado Internacional lanzada por la UAL para el curso 2024/25 ha tenido una gran acogida entre los estudiantes. Delia decidió embarcarse en esta experiencia tras haberla deseado durante mucho tiempo, pero sin poder llevarla a cabo anteriormente por razones económicas. “Era una gran oportunidad”, afirmó.
Un Proyecto Transformador
El proyecto al que se unió se lleva a cabo en Holguín, y se alineaba perfectamente con su formación académica. “Quería especializarme en el tema porque creo que complementa mi TFG y mis estudios”, explicó Delia, quien había investigado previamente sobre las iniciativas de la ONG con la que colaboró.
A lo largo de su estancia, realizó visitas a diversas facultades y participó en encuentros con asociaciones culturales. También organizó conferencias y facilitó recursos educativos a los estudiantes locales, incluyendo el suministro de material escolar y equipos informáticos.
Uno de los mayores retos que enfrentó fue adaptarse a las dificultades provocadas por los apagones frecuentes en Cuba. “Llegamos en pleno apagón nacional”, recordó. Sin embargo, destacó cómo la solidaridad del pueblo cubano les ayudó a superar esos momentos difíciles: “La gente siempre nos trató con una sonrisa”.
Lecciones Aprendidas
Delia subrayó que esta experiencia le enseñó valiosas habilidades como la adaptabilidad cultural, el trabajo en equipo y la empatía. “He aprendido el sentimiento de comunidad que desgraciadamente se está perdiendo”, comentó sobre su convivencia con otros voluntarios y el equipo local.
Recomienda encarecidamente esta experiencia a otros estudiantes: “Es fundamental ir con una mentalidad abierta y sin ideas preconcebidas”. Asegura que vivir situaciones cotidianas diferentes puede ser enriquecedor.
Para ella, esta vivencia no solo le proporcionó una nueva perspectiva sobre diversas realidades sociales, sino que también despertó su interés por la investigación. Ahora está matriculada en un máster de Sexología y tiene planes futuros para realizar un doctorado en este ámbito.