Las esculturas funerarias contemporáneas en Extremadura son un tesoro artístico que merece ser estudiado. En los cementerios de esta comunidad se pueden encontrar obras de gran calidad, comparables a las producciones más destacadas del ámbito nacional.
A lo largo de la historia, las iglesias y sus alrededores fueron los únicos lugares donde se enterraba a los difuntos, lo que llevó a que los cementerios estuvieran ubicados dentro de las ciudades. Sin embargo, debido a problemas de higiene y salubridad, surgió la necesidad de establecer camposantos extramuros. En estos nuevos espacios, se comenzaron a construir panteones y tumbas que reflejaban el estatus social de sus ocupantes.
Un estudio pionero sobre la escultura funeraria
En este contexto, el profesor Moisés Bazán de Huerta, especialista en Historia del Arte en la Universidad de Extremadura (UEx), ha decidido abordar este género poco explorado. Su investigación ofrece un recorrido selectivo por las esculturas funerarias contemporáneas en la región.
Según Bazán, en Extremadura predominó la construcción de panteones sobre las esculturas individuales como símbolo de estatus. “La ausencia de esculturas funerarias se debe también al menor desarrollo social en comparación con otras regiones y a la falta de una clase burguesa sólida”, señala el académico.
Obras destacadas y su legado artístico
A pesar de estas limitaciones, existen obras notables realizadas por artistas como José Frápolli, Josep Llimona, Eulogio Blasco, Juan de Ávalos, Gabino Amaya y Enrique Pérez Comendador. Un ejemplo significativo es el mausoleo de Reinerio Marcos Hiarte en Badajoz, que destaca por su impresionante combinación de arquitectura y escultura.
En Cáceres, el panteón familiar Berjano resalta por su estructura troncopiramidal y un relieve en bronce realizado por Josep Llimona. En la capital autonómica, Juan de Ávalos dejó su huella con una Piedad en piedra en su tumba familiar, consolidando su reconocimiento tanto a nivel nacional como internacional.
Cementerios como museos al aire libre
El sur de Badajoz también alberga importantes obras del escultor Gabino Amaya. Su primer gran encargo fue para el capilla-panteón de Hilario Molina y la Familia Spínola en Azuaga. Además, su Cristo yacente realizado en 1958 para la familia Gala Llera se encuentra en el cementerio de Granja de Torrehermosa.
Finalmente, Bazán concluye su recorrido con la tumba personal del artista Enrique Pérez Comendador en Hervás, que presenta un conmovedor grupo en bronce representando el Santo Entierro. Este análisis pone de manifiesto la riqueza cultural y artística que poseen los cementerios extremeños.
Referencia bibliográfica: Bazán, M. (2025). “Escultura funeraria contemporánea en Extremadura”, Arte, Individuo y Sociedad, 37(3), 649-663. https://dx.doi.org/10.5209/aris.101926