Recientemente, el uso de drones ha cobrado una relevancia notable en el ámbito militar, especialmente en el contexto de las tensiones entre Rusia y la OTAN. En los últimos meses, se han registrado múltiples incursiones de drones rusos en territorio de la OTAN, donde los países miembros suelen intentar derribarlos. Sin embargo, un incidente particular en septiembre, cuando tres cazas rusos cruzaron el espacio aéreo estonio, fue tratado de forma diferente: aunque se interceptaron, no se intentó derribarlos. Este suceso generó titulares y resultó en la expulsión de un diplomático ruso de Estonia.
Estas situaciones reflejan un patrón global que ha emergido en los últimos años. Las operaciones con drones parecen provocar respuestas distintas en comparación con otros tipos de acciones militares, particularmente las realizadas por aviones tripulados. Aunque la guerra con drones está en expansión, no necesariamente provoca reacciones militares significativas ni por parte de los países atacados ni por aquellos que ven caer sus drones.
El impacto revolucionario de los drones en la guerra moderna
El académico y oficial militar Erik Lin-Greenberg, profesor asociado en el Departamento de Ciencias Políticas del MIT, señala que existía una creencia generalizada sobre que el uso extendido de drones podría llevar a una escalada militar significativa. “Se pensaba que si los drones se utilizaban ampliamente, esto conduciría a más conflictos”, comenta Lin-Greenberg. Sin embargo, observa que en muchos casos donde se utilizan drones, la escalada no es evidente.
A pesar de ello, el uso de drones ha hecho que las acciones militares sean más comunes y accesibles. Lin-Greenberg argumenta que estos sistemas están ampliando las circunstancias bajo las cuales los líderes están dispuestos a emplear fuerza militar sin necesariamente escalar las confrontaciones.
En su nuevo libro titulado “The Remote Revolution: Drones and Modern Statecraft”, publicado por Cornell University Press, Lin-Greenberg explora estas dinámicas. Su enfoque metodológico incluye experimentos basados en simulaciones realizadas por profesionales de seguridad nacional y encuestas sobre la percepción pública y experta respecto a los drones.
La evolución del uso de drones desde los 2000s
El libro se centra en el uso de drones durante la década del 2000, cuando esta tecnología comenzó a ser más accesible; actualmente, alrededor de 100 países cuentan con acceso a drones militares. Muchos han utilizado estos dispositivos durante tensiones y enfrentamientos con otras naciones. Lin-Greenberg subraya que uno de los aspectos revolucionarios es cómo estas tecnologías permiten a los estados realizar acciones sin poner a sus operadores humanos en peligro.
Un punto crucial es que los drones reducen significativamente los costos asociados a las acciones militares —no solo financieros sino también humanos y políticos— lo cual cambia la dinámica para los líderes al considerar intervenciones bélicas. “Al no tener un humano a bordo, estos sistemas son inherentemente más baratos y diferentes para quienes toman decisiones”, explica Lin-Greenberg.
Además, según él, esto crea “nuevos escalones en la escalera de escalada”, ya que los incidentes relacionados con drones no siempre conducen a acciones militares más amplias ni generan las mismas complicaciones diplomáticas que podrían surgir con aeronaves tripuladas.
Implicaciones éticas y futuras incertidumbres
No obstante, Lin-Greenberg advierte que el uso de drones no ofrece soluciones simples a problemas complejos de relaciones internacionales. Aunque pueden parecer una opción menos costosa para involucrarse militarmente, subraya que esto puede dar lugar a un “riesgo moral”, donde los líderes podrían verse tentados a utilizar fuerzas sin considerar plenamente las consecuencias.
Las tendencias actuales indican que el futuro del uso militar de drones podría ser “probabilístico más que determinista”. Esto significa que algunos líderes podrían comenzar a emplear drones para atacar nuevos objetivos, lo cual podría generar respuestas significativas y potencialmente llevar a guerras más amplias.
A medida que avanza la tecnología hacia sistemas más autónomos, persisten muchas preguntas sin respuesta sobre cómo cambiará este panorama. Lin-Greenberg espera que su obra sirva como base para futuras discusiones sobre este tema tan relevante.
La publicación del libro recibió apoyo financiero del Programa de Estudios sobre Seguridad del MIT y ha sido bien recibida por otros académicos destacados en el campo.