Sergio Martín Álvarez, graduado en Economía por la Universidad Loyola, ha destacado recientemente al recibir el Primer Premio al Mejor Expediente Académico de Grado, otorgado por el Colegio de Economistas de Sevilla. Su pasión por la Estadística y la Econometría lo llevó a elegir esta carrera, donde ha podido desarrollar no solo habilidades técnicas, sino también un crecimiento personal significativo.
PREGUNTA (P): ¿Qué te motivó a estudiar en Loyola?
RESPUESTA (R): Desde siempre me ha interesado analizar y comprender la sociedad. La Economía es la disciplina dentro de las Ciencias Sociales que mejor se adapta a esa inquietud. Con el tiempo, descubrí mi afinidad por el análisis de datos, especialmente gracias a asignaturas como Estadística y Econometría, que despertaron en mí una vocación cuantitativa que no sabía que poseía.
(P): ¿Qué habilidades has adquirido durante tu formación?
(R): Además de las competencias técnicas propias del economista, Loyola me ha permitido crecer en diversas dimensiones. He aprendido a pensar con rigor, argumentar con claridad y mejorar mis habilidades comunicativas. También he desarrollado capacidades en análisis cuantitativo, pensamiento crítico y trabajo en equipo, todo ello en un entorno donde el compromiso social y ético es fundamental.
Una experiencia enriquecedora en Loyola
(P): ¿Cómo valoras tu experiencia universitaria?
(R): Mi paso por Loyola ha sido muy positivo. Aprecio haber compartido experiencias con estudiantes de diferentes grados, lo que amplió mi perspectiva. Destaco la cercanía del profesorado y el tamaño reducido de las clases, lo que favorece un aprendizaje más personalizado. Además, participé activamente en la vida universitaria, especialmente en el club de debate, donde aprendí sobre oratoria y argumentación mientras competía a nivel regional y nacional.
«Han sido años intensos, llenos de buenos momentos y mucho desarrollo personal»
(P): ¿Qué oportunidades has tenido gracias a tu formación en Loyola?
(R): He colaborado en el Departamento de Economía, participando en la elaboración del Loyola Economic Outlook, una revista trimestral que analiza la situación macroeconómica de Andalucía y España. También trabajé en el Loyola Behavioural Lab, donde desarrollé proyectos relacionados con la Teoría de Juegos aplicada a empresas como Silbon o Kodopeople, fortaleciendo así mi formación cuantitativa.
Loyola: una universidad diferenciadora
(P): ¿Crees que la universidad marca una diferencia significativa?
(R): Definitivamente, Loyola se distingue por su enfoque integral. Tuve la suerte de recibir el Primer Premio al Mejor Expediente Académico de Grado, con una nota media de 9,4. Esta oportunidad fue posible gracias al apoyo constante de mis profesores, quienes me alentaron a presentar mi candidatura. Más allá del premio, valoro profundamente todo lo aprendido y las amistades forjadas durante estos años.
«Loyola tiene una vocación clara por formar personas completas, no solo profesionales»
(P): ¿Qué consejo darías a quienes desconocen lo que ofrece la universidad?
(R): Les aconsejaría acercarse con curiosidad y mente abierta. Loyola está en constante crecimiento tanto en número de alumnos como en oferta académica y calidad de actividades. Si uno está dispuesto a involucrarse y aprovechar todas las oportunidades disponibles, será una experiencia transformadora.
«Loyola no es solo una universidad; es un entorno donde se fomenta una formación integral»