Un ambicioso proyecto internacional busca ayudar al Kirguizstan a controlar la sarna sarcóptica que afecta a las poblaciones de ungulados salvajes en ecosistemas remotos de alta montaña. Entre las especies más afectadas se encuentran el íbex asiático (Capra sibirica) y el argalí o carnero de Marco Polo (Ovis ammon polii), considerado como la oveja salvaje más grande del mundo. Este esfuerzo está liderado por el profesor de Sanidad Animal y investigador en la Universitat de Lleida (UdL), Gregori Mentaberre, y cuenta con el financiamiento de la fundación estadounidense The Wild Sheep Foundation (WSF).
El proyecto, titulado Advancing sarcoptic mange monitoring and management of wild ungulates in Kyrgyzstan, no solo involucra a la UdL, sino también a varias instituciones académicas, incluyendo la Universidad de Murcia, la Universidad de Jaén, la Universidad de Turín (Italia), la Autónoma de Barcelona y la Junta de Andalucía.
Impacto de la sarna sarcóptica en la fauna salvaje
La sarna sarcóptica es provocada por un ácaro parásito conocido como Sarcoptes scabiei, que afecta a más de 200 especies de mamíferos, incluidos los seres humanos. Según Mentaberre, "el hecho de que en animales domésticos sea relativamente fácil de tratar hace que se relaje la prevención, permitiendo que el ganado contagie a la fauna salvaje, donde el problema se agrava considerablemente". Además, advierte sobre el potencial catastrófico que esta enfermedad puede tener en poblaciones sin contacto previo.
"Formamos un consorcio europeo compuesto por investigadores y gestores de fauna salvaje que han estado estudiando la sarna sarcóptica durante décadas", comenta el experto. En este contexto, el profesor Martin Gilbert de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) solicitó apoyo para desarrollar un programa de vigilancia sanitaria en las montañas kirguisas tras detectar casos de sarna en íbex asiático.
Nuevas técnicas para el diagnóstico y seguimiento
Para abordar esta problemática, se ha desarrollado un test serológico capaz de detectar anticuerpos contra el parásito utilizando muestras de sangre seca recogidas en papel filtro. "Esta técnica es adecuada para recolectar y preservar muestras biológicas en zonas remotas donde no hay acceso a electricidad ni laboratorios", explica Gregori Mentaberre. A pesar del progreso realizado, reconoce que aún queda trabajo por hacer para mejorar el seguimiento y las capacidades diagnósticas.
El cambio climático está favoreciendo la presencia del ganado en altitudes mayores y durante períodos más prolongados cada año en las montañas remotas del Kirguizstan. Esto incrementa el riesgo de que otras enfermedades afecten a la fauna salvaje o que lleguen cepas nuevas y más virulentas de sarna. "En Cataluña tenemos una población incipiente de cabra salvaje en los Pirineos gracias a un programa francés de reintroducción; si el ganado contagiara a estas cabras, las consecuencias podrían ser devastadoras", alerta Mentaberre.