Un innovador sistema desarrollado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha recibido la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) para el tratamiento de un tipo agresivo de cáncer de vejiga. Este avance se origina en la labor del profesor Michael Cima, quien, junto a su equipo, ha trabajado durante más de una década en esta solución que promete transformar las terapias actuales.
El sistema, concebido en el laboratorio del profesor Cima en el Koch Institute for Integrative Cancer Research, fue posible gracias al apoyo financiero del National Institutes of Health y el Deshpande Center del MIT. La idea inicial ha evolucionado hasta convertirse en una startup llamada TARIS Biomedical LLC, cofundada por Cima y el profesor Robert Langer, que fue adquirida por Johnson & Johnson en 2019.
A través de un enfoque ingenieril, el equipo del MIT abordó el reto del suministro local de medicamentos a la vejiga, estableciendo un nuevo paradigma en el tratamiento del cáncer vesical. “Hablamos con urólogos y esbozamos los problemas con tratamientos anteriores para definir parámetros de diseño”, explica Cima, quien también es profesor de ingeniería y ciencia de materiales. “Parte de nuestros criterios era que debía integrarse fácilmente en los procedimientos existentes de los urólogos”.
Aprobación y resultados prometedores
Hasta la fecha, este sistema ha sido utilizado miles de veces en pacientes. En un estudio reciente sobre personas con cáncer vesical no invasivo y de alto riesgo, que habían mostrado resistencia a tratamientos estándar, se encontró que el 82.4% no presentaba evidencia de cáncer tras ser tratados con este sistema. Más del 50% continuó libre de cáncer nueve meses después del tratamiento.
Los resultados han sido muy satisfactorios para el equipo investigador del MIT, incluyendo a Langer y a Heejin Lee, quien desarrolló el sistema como parte de su tesis doctoral. Cima destaca que muchos más merecen reconocimiento: “Más de 1,000 personas han estado involucradas en desarrollar y comercializar este sistema: inventores del MIT, urólogos consultados, científicos en TARIS y Johnson & Johnson, sin contar a los pacientes que participaron en ensayos clínicos”.
Este proyecto comenzó alrededor de mediados de los años 2000 cuando Langer conectó a Cima con un urólogo del Hospital Infantil de Boston que buscaba un tratamiento para una enfermedad dolorosa llamada cistitis intersticial. El tratamiento estándar requería infusiones frecuentes mediante catéteres, proporcionando solo alivio temporal.
Desarrollo e innovación tecnológica
Cima y su grupo comenzaron a dialogar con urólogos y analizar ensayos clínicos fallidos para entender qué había salido mal. Todo ese conocimiento se plasmó en su pizarra durante varias semanas; afortunadamente, Cima anotó “¡No borrar!” para preservar esas ideas clave.
"Aprendimos mucho al documentar todo", comenta Cima. "Identificamos lo que no debíamos construir". Con una comprensión clara del problema, recibió financiamiento del Deshpande Center para permitir que Lee trabajara en una mejor solución como parte de su tesis doctoral.
Una innovación clave fue la utilización de una aleación especial que otorgaba al dispositivo “memoria forma”, permitiendo que se insertara recto por medio de un catéter antes de plegarse dentro de la vejiga. Este nuevo diseño logra liberar medicamentos lentamente durante un período prolongado —mucho más que otros métodos— y puede ser retirado con un tubo flexible comúnmente usado en urología llamado cistoscopio.
Perspectivas futuras para el tratamiento del cáncer
El progreso alcanzado llevó a Cima y Langer a fundar TARIS Biomedical y licenciar la tecnología desde MIT. Lee y otros tres graduados se unieron a la empresa. “Ha sido un verdadero placer trabajar con Mike Cima, nuestros estudiantes y colegas en este novedoso sistema de entrega”, afirma Langer. “Es un gran ejemplo de cómo la investigación comienza con ciencia básica e ingeniería y culmina en nuevos tratamientos para pacientes oncológicos”.
La reciente aprobación por parte de la FDA significa que los pacientes con cáncer vesical no invasivo tienen ahora una opción terapéutica mejorada. De cara al futuro, Cima espera que este sistema continúe explorándose para tratar otras enfermedades.