Un estudio internacional revela cómo la religiosidad ayuda a los futuros médicos a reducir el estrés y la depresión.
Un equipo de investigación de la Universidad de Sevilla y la Universidad Federal de Juiz de Fora (Brasil) ha demostrado que la religiosidad puede ser un factor protector frente al estrés, la ansiedad y la depresión entre los estudiantes de Medicina. Este análisis, publicado en la revista Journal of Religion and Health, examinó durante dos años a 277 universitarios brasileños y reveló que aquellos que intensificaron su participación en actividades religiosas presentaron menos síntomas depresivos y un mayor bienestar físico y emocional.
La investigación, liderada por Rocío de Diego-Cordero (Universidad de Sevilla), Alessandra Lamas Granero Lucchetti y Giancarlo Lucchetti (Universidad Federal de Juiz de Fora), enfatiza que el efecto positivo de la religiosidad no radica en el dogma, sino en el vínculo social y el apoyo comunitario. Asistir a ceremonias, compartir creencias o participar en comunidades religiosas puede proporcionar una red emocional que ayuda a manejar la presión académica.
La espiritualidad como pilar fundamental
Los autores destacan que la espiritualidad sigue siendo un componente esencial entre los jóvenes, aunque se manifieste más en reflexiones personales que en prácticas formales. Este dinamismo refleja una búsqueda constante de sentido, propósito y conexión, factores que impactan directamente en la salud mental y emocional de los futuros profesionales médicos.
No obstante, el estudio también advierte sobre las posibles consecuencias negativas asociadas a formas inadecuadas de afrontamiento religioso, basadas en sentimientos de culpa o resignación, las cuales pueden resultar contraproducentes. Por el contrario, una espiritualidad abierta y constructiva promueve la esperanza, resiliencia y sensación de pertenencia, elementos cruciales para enfrentar el desgaste del entorno universitario.
Colaboración internacional en investigación
Esta investigación es el resultado de una estancia internacional llevada a cabo por la profesora Rocío de Diego-Cordero en la Universidad Federal de Juiz de Fora, gracias a una beca del programa de movilidad académica Brasil-España otorgada por la Fundación Carolina 2024. Este prestigioso programa fomenta la cooperación científica y docente entre ambos países, brindando a profesores e investigadores oportunidades para colaborar con equipos internacionales y fortalecer proyectos conjuntos.
En conclusión, este estudio subraya que abordar la salud mental universitaria requiere una perspectiva integral: mente, cuerpo y espíritu conforman un sistema interconectado. Atender esta dimensión interior puede ser tan eficaz como cualquier tratamiento psicológico convencional.
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