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Educación emocional

La inteligencia emocional, clave en la formación docente para mejorar el bienestar escolar

La inteligencia emocional, clave en la formación docente para mejorar el bienestar escolar

lunes 19 de mayo de 2025, 14:00h

La inteligencia emocional se establece como una habilidad esencial en la educación, según expertos que destacan la necesidad de formar al profesorado para mejorar el bienestar escolar y el rendimiento académico. Juan Carlos Pérez-González, investigador de la UNED, enfatiza que esta competencia es entrenable y debe integrarse en el currículo educativo. A pesar de su importancia, la formación actual es insuficiente, por lo que se requieren reformas y un enfoque basado en evidencia para transformar el clima escolar.

La inteligencia emocional se ha consolidado como una competencia esencial en el ámbito educativo, según lo afirman tanto expertos como docentes. Estos profesionales subrayan la necesidad urgente de formar al profesorado en esta habilidad, con el objetivo de mejorar tanto el bienestar escolar como el rendimiento académico.

El profesor e investigador de la UNED, Juan Carlos Pérez-González, especialista en educación emocional, argumenta que “las emociones son portadoras de información relevante; saber captar esa información a tiempo y regular la experiencia y expresión de esas emociones son herramientas personales muy valiosas”.

Pérez-González destaca tres razones fundamentales para justificar la capacitación en inteligencia emocional:

Beneficios de la Inteligencia Emocional en la Educación

Mejora del bienestar docente y del clima escolar: Un profesorado emocionalmente competente toma decisiones más acertadas, gestiona mejor los conflictos y establece relaciones más positivas con el alumnado.

Es una competencia entrenable: Aunque tiene un componente genético, la inteligencia emocional puede desarrollarse con formación adecuada. “No es un don. Se puede aprender, pero requiere rigor científico”, enfatiza el experto.

La ley lo exige: La LOMLOE reconoce la educación emocional como parte del currículo. Sin embargo, en la práctica, la formación sigue siendo opcional y a menudo superficial o pseudocientífica.

Aulas Más Positivas y Motivadas

Los efectos de un profesorado emocionalmente competente son palpables en el día a día de los centros educativos. “El clima en el aula mejora; hay más conductas prosociales, los alumnos se sienten más seguros, experimentan emociones positivas y se involucran más en sus estudios”, resume Pérez-González.

El docente actúa como líder emocional del alumnado, convirtiéndose en un modelo a seguir. Su capacidad para captar y regular las emociones del grupo contribuye significativamente al equilibrio y bienestar colectivo.

A pesar de su relevancia, la educación en inteligencia emocional sigue siendo escasa y frecuentemente poco rigurosa. “Los docentes apenas han recibido formación en inteligencia emocional; si la han tenido, ha sido muy general o basada en enfoques pseudocientíficos”, advierte Pérez-González.

Reformas Propuestas y el Papel de la Universidad

Pérez-González propone incluir la educación emocional en diversas asignaturas de los grados universitarios. En cuanto a la formación continua, resalta la importancia de elegir formadores basándose en criterios de calidad científica.

La universidad desempeña un papel crucial en este proceso: “La mayoría de los investigadores sobre educación emocional están en las universidades. Por ello, estas instituciones deben liderar la formación del profesorado activo”, sostiene.

En años recientes, la UNED ha comenzado a abordar esta necesidad al incorporar asignaturas sobre aprendizaje emocional en varios grados y organizar talleres abiertos desde el Laboratorio de Educación Emocional. Además, colabora con entidades como la Fundación Caja Navarra mediante la Cátedra UNED-Pamplona, que ofrece formación abierta a profesionales y al público general a través de cursos, talleres y conferencias híbridas.

A partir de 2025, se impartirá el curso de verano “Evaluación y educación del aprendizaje social y emocional en infancia y adolescencia", dirigido a docentes y profesionales del ámbito psicoeducativo. A pesar de su creciente relevancia, este tipo de cursos aún representa una oferta limitada en las universidades españolas.

Pérez-González insiste en que es fundamental contar con una formación docente rigurosa basada en evidencia que permita transformar el clima escolar y potenciar el desarrollo integral del alumnado.

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