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Fortalecer la escritura desde la infancia es fundamental

Alerta. Más de 300.000 estudiantes se enfrentan a nuevas penalizaciones en la PAU: estás preparado para el desafío
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Alerta. Más de 300.000 estudiantes se enfrentan a nuevas penalizaciones en la PAU: estás preparado para el desafío

martes 27 de mayo de 2025, 14:50h
En la era digital, la ortografía ha perdido relevancia, afectando la redacción de estudiantes que se preparan para la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Este año, se implementarán penalizaciones por errores ortográficos. Expertos sugieren fortalecer habilidades desde la infancia mediante escritura manual, lectura y uso de materiales adecuados.

En el actual contexto digital, donde predominan los mensajes breves, los emojis y los audios, la ortografía ha pasado a ser, en muchos casos, un aspecto secundario. Las consecuencias de esta situación ya son evidentes: se observan errores frecuentes al redactar, dificultades para organizar las ideas y una notable inseguridad al enfrentarse a una hoja en blanco. Este fenómeno se presenta en un momento crucial: el acceso a la universidad. Este año, además, se implementará un cambio significativo que estandarizará las penalizaciones por errores en las diversas pruebas de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Así, lo que antes se consideraba un simple descuido puede convertirse ahora en un factor determinante para acceder o no a la carrera deseada.

Más de 300.000 estudiantes están preparándose este junio para presentarse a estas pruebas de acceso a la universidad, que incorporan por primera vez un criterio común de corrección. Este nuevo enfoque evaluará aspectos como la ortografía, la gramática y la coherencia textual de manera específica y cuantificable en todos los ejercicios que requieran redacción. Un error de concordancia, una tilde olvidada o una construcción mal formulada podrían restar hasta un 10 % de la nota en cualquier ejercicio redactado y hasta un 20 % en los exámenes de lengua.

Desde la editorial RUBIO, la que todos conocemos por su experiencia en materiales didácticos enfocados en el desarrollo de competencias básicas como la escritura, advierten que esta medida llega en un contexto complicado; no por falta de conocimientos, sino debido a la pérdida progresiva del hábito de escribir correctamente. La realidad es que cada vez escribimos menos y, cuando lo hacemos, confiamos en correctores automáticos para revisar nuestro trabajo. Esto tiene un impacto directo en cómo los estudiantes construyen su lenguaje y se expresan.

El descenso del uso del papel durante las etapas escolares, el aumento del tiempo frente a pantallas, la reducción de la lectura y el creciente uso del lenguaje digital abreviado, incluso en contextos formales, contribuyen a esta problemática. El resultado es una generación creativa y conectada pero con escasa confianza al escribir correctamente. De hecho, una reciente prueba sobre nivel ortográfico ha demostrado que los menores de 20 años obtienen peores resultados que los adultos: mientras que aquellos mayores de 50 logran una media de Notable, los más jóvenes apenas alcanzan el Bien.

Este dato no solo refleja una deficiencia académica sino también un profundo cambio en nuestros hábitos comunicativos y educativos. Los errores ortográficos más comunes representan un desafío habitual durante los exámenes. Identificar estos errores es el primer paso hacia su corrección. Por ello, los psicopedagogos de RUBIO destacan algunos fallos ortográficos recurrentes que suelen aparecer incluso en situaciones formales como exámenes:

    • A ver y haber: Un clásico persistente. "A ver" implica querer comprobar algo; "haber" indica existencia. No es lo mismo decir “A ver qué pasa” que “Tiene que haber una solución”. Un consejo útil: cambia "a ver" por "veamos".
    • Hay, ahí, y ay: Un trío confuso. "Hay" indica existencia ("Hay tarea para mañana"), "ahí" señala ubicación ("Deja la mochila ahí"), mientras que "ay" expresa emoción ("¡Ay!").
    • Echar: La confusión con la H es frecuente. Se escribe "echar", nunca con hache. Ejemplos correctos incluyen: “Voy a echar un vistazo” o “Te echo de menos”. Recuerda: lo primero que echamos es la H.
    • Llendo: Esta forma no existe; el gerundio del verbo ir siempre se escribe con Y: “yendo”. La frase correcta sería “Estoy yendo al médico”. Simplemente no hay más reglas; “llendo” no pertenece al idioma.
    • Valla vs. vaya: Tropezar con una valla (cerca) no es lo mismo que usar incorrectamente "vaya", que puede ser parte del verbo ir o una exclamación (“¡Vaya lío!”).
    • Parece complicado distinguir entre "porque", "por qué", "porqué" y "por que": Aunque suenan igual, tienen usos distintos. “Porque” (sin tilde) responde (“Voy porque quiero”), “por qué” (con tilde) pregunta (“¿Por qué te fuiste?”), “el porqué” (junto) indica motivo (“No entiendo el porqué”) y “por que” (separado) aparece en estructuras complejas (“Luchamos por que se haga justicia”).
    • A veces confundimos "halla", "haya", "allá" y "aya": “Halla” significa encontrar (“Halla las cinco diferencias”), “haya” puede referirse a un árbol o ser parte del verbo haber (“Espero que haya suerte”), “allá” indica lugar (“Allá en la montaña”) y “aya” es quien cuida niños.
    • No olvidemos "si no" y "sino": Cuando van juntos sirven para contraponer ideas (“No estudia, sino que trabaja”). Por separado plantean condiciones (“Si no estudias, suspendes”). Un truco útil es incluir “entonces”: “Si no estudias entonces suspendes”.

Aparte de esto, enfatizan también la necesidad de repasar los exámenes antes de entregarlos para revisar especialmente acentuación y puntuación; así como utilizar sinónimos si alguna palabra genera dudas durante la prueba.

Fortalecer la ortografía desde la infancia.

Lamentablemente, según los expertos psicopedagogos de RUBIO, preparar a los estudiantes para estas exigencias no debe iniciarse solo en Bachillerato; es fundamental reforzar estas habilidades mucho antes. Escribir correctamente resulta del esfuerzo acumulado durante años mediante práctica constante, lectura atenta e interés por el lenguaje. Si deseamos que nuestros hijos lleguen a la universidad con confianza e independencia, debemos ayudarles a construir esa base desde pequeños.

A continuación se presentan algunas claves propuestas:

    • Recuperar el valor de escribir a mano: Utilizar lápiz y papel mejora tanto la atención como la memoria y facilita detectar errores más fácilmente. Incluir este hábito desde etapas educativas tempranas resulta sencillo y eficaz para fortalecer tanto la escritura como la conciencia ortográfica.
    • Mantener un equilibrio entre pantallas y papel: La tecnología forma parte integral del día a día; sin embargo, también es importante reservar momentos para actividades analógicas. Alternar entre momentos digitales y manuales fomenta reflexión y mejora lingüística.
    • Aumentar la lectura regular y variada:The best writers are often avid readers. Exponer a niños y adolescentes a cuentos, cómics o novelas adecuadas para su edad les ayuda a familiarizarse con estructuras lingüísticas correctas mientras enriquecen su vocabulario.
    • Cuentar con materiales adecuados según cada etapa educativa:Cada edad tiene sus propias necesidades específicas. En respuesta a esta demanda continua recibida por parte de RUBIO han desarrollado una colección llamada Ortografía dirigida a niños entre 6 y 11 años diseñada para trabajar las reglas del idioma desde un enfoque visual ameno estructurado ayudando desde pequeños adquirir seguridad al escribir.

No cabe duda: prepararse para el nuevo PAU va más allá de memorizar datos o fórmulas; implica saber comunicar con claridad y precisión. Para lograrlo resulta indispensable contar con una base sólida construida desde temprana edad que permita expresar confianza ante cualquier situación comunicativa.

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