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Investigación esquizofrenia

Investigación de la UNED relaciona infecciones prenatales y consumo de cannabis con riesgo de esquizofrenia

Investigación de la UNED relaciona infecciones prenatales y consumo de cannabis con riesgo de esquizofrenia

miércoles 23 de julio de 2025, 16:01h

Una investigación de la UNED revela que infecciones durante el embarazo y consumo de cannabis en la adolescencia aumentan el riesgo de esquizofrenia, sugiriendo la necesidad de prevenir el uso de cannabis en jóvenes vulnerables.

Una reciente investigación de la UNED, liderada por el catedrático Alejandro Higuera Matas, ha revelado cómo las infecciones durante el embarazo, junto con el consumo de cannabis en la adolescencia, pueden provocar cambios cerebrales que aumentan el riesgo de desarrollar esquizofrenia. Este hallazgo será objeto de un programa especial titulado En el umbral de la esquizofrenia, que se emitirá este fin de semana en La 2 de TVE.

El estudio sugiere que una infección gripal durante el embarazo y el consumo de cannabis en la adolescencia, aunque parezcan eventos desconectados, pueden converger en un mismo resultado: un mayor riesgo de esquizofrenia. Según Higuera Matas, “el cannabis sí puede abrir una puerta a los trastornos psicóticos, pero solo en individuos con un riesgo especial, como aquellos expuestos a infecciones durante su desarrollo prenatal”.

El vínculo entre infecciones y consumo de cannabis

La relación entre el consumo de cannabis en la adolescencia y la esquizofrenia ha sido objeto de estudio durante años, pero no se había logrado establecer una conexión causal clara. Para investigar esta cuestión, el equipo utilizó modelos animales para observar los efectos del THC —el principal componente psicoactivo del cannabis— en ratas adolescentes.

Los investigadores administraron THC a estos animales y analizaron si desarrollaban síntomas similares a los observados en pacientes esquizofrénicos. Sin embargo, lo crucial fue combinar este factor con otro: una infección durante el embarazo.

“Nuestra pregunta era si habría cambios cerebrales específicos en los animales expuestos al cannabinoide y a la infección que no se dieran ni en los expuestos solo a la infección o al THC”, explica Higuera. Los resultados fueron sorprendentes; solo aquellos animales que habían estado expuestos a ambos factores mostraron alteraciones cerebrales asociadas con la esquizofrenia.

Análisis histórico y nuevas perspectivas

La investigación sobre infecciones prenatales como factor de riesgo para la esquizofrenia tiene sus raíces en un estudio finlandés realizado en los años 80, que examinó si las madres de personas con esquizofrenia habían estado expuestas al virus H2N2 durante una pandemia gripal en los años 50. Esta línea de investigación abrió nuevas preguntas sobre cómo ciertos impactos ambientales durante el desarrollo fetal podrían dejar huellas duraderas en el cerebro.

Las técnicas empleadas, como la tomografía por emisión de positrones y análisis genético RNAseq, revelaron que la combinación de ambos factores genera alteraciones cerebrales únicas. Estas alteraciones incluyen cambios en la expresión genética relacionados con la plasticidad sináptica y el metabolismo neurotransmisor.

Las implicaciones prácticas son significativas. Aunque el cannabis no causa por sí solo la esquizofrenia, actúa como catalizador en cerebros previamente afectados. “Esto abre una vía muy interesante para la prevención, permitiéndonos identificar a individuos más vulnerables”, concluye Higuera.

Un llamado a la acción para prevenir el consumo juvenil

Los hallazgos subrayan la importancia de considerar factores ambientales acumulativos en el desarrollo de trastornos psicóticos. El profesor Higuera advierte sobre la necesidad urgente de combatir la banalización del uso del cannabis entre adolescentes, sugiriendo que “en un subgrupo vulnerable, el cannabis puede ser un agente causal desencadenante”. Esto implica que las políticas preventivas deben enfocarse especialmente en jóvenes que han estado expuestos a eventos ambientales críticos durante su gestación.

A medida que avanza esta investigación, se espera que sirva como base para futuras iniciativas destinadas a proteger a los adolescentes y reducir su exposición al riesgo asociado con el consumo de cannabis.

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