El grupo de investigación Gliatime, perteneciente al CiMUS de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), ha liderado un estudio internacional que desafía la noción tradicional en cronobiología sobre la relación entre el metabolismo y el reloj circadiano. Este trabajo, financiado con fondos europeos, ha sido publicado recientemente en la revista Molecular Metabolism.
Los hallazgos del estudio indican que el metabolismo y los ritmos biológicos no son simplemente consecuencias directas del reloj circadiano, que regula las funciones corporales en ciclos de aproximadamente 24 horas. En cambio, se ha demostrado que estos dos sistemas actúan como entidades acopladas e interdependientes, moduladas por factores como el entorno, la dieta y el sexo biológico. Estas conclusiones abren nuevas vías para el tratamiento personalizado de trastornos como la síndrome metabólica y las alteraciones asociadas al trabajo por turnos.
Plasticidad circadiano-metabólica: Un nuevo enfoque
La interleucina-6 (IL-6), una citocina clave en la regulación inmunitaria y del metabolismo energético, juega un papel fundamental en este contexto. Su secreción diurna afecta componentes circadianos esenciales, resaltando su importancia en la biología circadiana. A pesar de ser conocido el dimorfismo sexual en procesos inmunitarios, hasta ahora se desconocía cómo la IL-6 integraba estos mecanismos.
El estudio analizó ratones con deficiencia de IL-6 y controles de ambos sexos para evaluar sus características circadianas y metabólicas bajo diferentes dietas. Los resultados revelaron que esta citocina actúa como mediador bidireccional entre la actividad rítmica y la regulación metabólica. Según Olga Barca Mayo, coordinadora del grupo Gliatime, “la IL-6 permite al organismo priorizar entre coherencia temporal y eficiencia energética”, introduciendo así el concepto de plasticidad circadiano-metabólica.
El impacto del sexo biológico en tratamientos clínicos
Este estudio también destaca cómo el sexo biológico es un factor crucial a considerar en estrategias terapéuticas basadas en la modulación de IL-6 o ritmos metabólicos. Se observó que los hombres presentan ritmos circadianos alterados bajo condiciones específicas de dieta rica en grasas, mientras que las mujeres muestran mayor resiliencia pero también vulnerabilidad a alteraciones circadianas en situaciones similares.
Estos descubrimientos subrayan la necesidad de personalizar enfoques clínicos teniendo presente el impacto del sexo biológico para optimizar su eficacia.