Un equipo de la Universidad de Córdoba (UCO) ha desarrollado un innovador método para evaluar la conservación de la dehesa, con el objetivo de que las ayudas económicas premien las buenas prácticas en su manejo. Este avance se enmarca dentro del proyecto CI Montado Dehesa, que reúne a diversas entidades y equipos de investigación de España y Portugal, y forma parte del programa de cooperación transfronteriza Interreg España-Portugal (POCTEP).
En este contexto, se han implementado cuatro proyectos piloto, conocidos como living labs, ubicados en la Sierra Morena/Norte de Sevilla, el Parque Nacional de Monfragüe en Extremadura, así como en las regiones portuguesas de Évora y Mértola. Estos laboratorios buscan medir sobre el terreno la efectividad de varias prácticas sostenibles para mejorar la conservación de las dehesas.
Manejo sostenible y sus desafíos
La gestión actual de la dehesa en España enfrenta serios problemas debido a políticas agrarias inadecuadas que fomentan la intensificación ganadera. Las cargas ganaderas excesivas dificultan una gestión sostenible del ecosistema. Según Vicente Rodríguez Estévez, investigador responsable del proyecto en la UCO, “las ayudas de la Política Agraria Común se basan en el número de animales por hectárea, lo cual no refleja adecuadamente lo que cada territorio puede soportar”.
Este sistema incentiva a los ganaderos a aumentar sus censos para maximizar las ayudas, lo que puede llevar a introducir entre tres y cuatro veces más ganado del que realmente admite el terreno. Este exceso tiene consecuencias devastadoras: deteriora los pastos y obstaculiza la regeneración arbórea. “El equilibrio en una dehesa es crucial; si no hay suficientes árboles jóvenes por hectárea, el ganado impide su crecimiento”, añade Rodríguez Estévez.
Nuevas estrategias para la conservación
Las condiciones climáticas extremas también agravan esta situación al aumentar la mortalidad arbórea. Sin embargo, el manejo inadecuado es otro factor determinante. La falta de rotaciones plurianuales en el pastoreo—una práctica tradicional que permite la recuperación del entorno—es alarmante. “Antes se realizaban rotaciones cada 20 años sin una fecha fija”, explica Rodríguez Estévez.
El problema se agrava con el uso continuo de vacas durante todo el verano, lo que provoca sobrepastoreo y erosión del suelo. “Esto deja el terreno expuesto y afecta negativamente a la calidad del pasto en primavera”, señala.
Un método innovador para premiar buenas prácticas
Para contrarrestar estos problemas, el equipo investigador ha diseñado un nuevo método que facilita la evaluación del estado de calidad de las dehesas basado en prácticas relacionadas con la biodiversidad y el manejo sostenible. Este método ha sido validado en los diferentes living labs del proyecto.
A diferencia de los métodos actuales, que son complejos y costosos para las administraciones públicas, este nuevo enfoque permite realizar evaluaciones objetivas con menor tiempo y costo asociados. “Si los gastos en control e inspección superan lo destinado a premiar buenas prácticas, se desperdicia dinero”, advierte Rodríguez Estévez.
Cursos formativos para promover buenas prácticas
Además, como parte del proyecto, se ofrecerán cursos cortos gratuitos sobre estas prácticas a través de la plataforma web AndaNatura. El objetivo final es medir cómo estas acciones impactan positivamente en el estado general de conservación de las dehesas.