Un reciente estudio de la Universidad Loyola, llevado a cabo por los investigadores Pablo Brañas y Diego Jorrat, del grupo de investigación en Economía del Comportamiento (Loyola Behavioral Lab), ha puesto de manifiesto que la repetición escolar en secundaria no solo carece de beneficios académicos, sino que también perjudica gravemente la integración social de los estudiantes. Este fenómeno provoca un aislamiento que complica su vida cotidiana en el entorno escolar.
El trabajo, titulado “La repetición perjudica la inclusión social en la escuela”, publicado en la Revista de Educación, plantea una cuestión que ha sido objeto de debate durante décadas: ¿realmente repetir curso ayuda al alumno o lo hunde más?
A través de un análisis que abarcó a más de 5.000 adolescentes en centros educativos españoles, el estudio se basa en datos recopilados del proyecto TeensLab, que previamente ha explorado temas como el acoso escolar y la exclusión social dentro de las aulas.
Menos amigos, más enemigos
Los investigadores realizaron una comparación entre estudiantes que repiten y aquellos con características académicas y personales similares —denominados “gemelos estadísticos”— que no han repetido. Los hallazgos son contundentes: los alumnos repetidores presentan menor popularidad, menos amistades significativas y tienden a estar más involucrados en redes de enemistad dentro del aula.
No solo experimentan una reducción en sus círculos de amistad; además, los pocos vínculos que mantienen no forman grupos cohesivos, a diferencia de sus compañeros. En contraste, sus enemigos suelen agruparse, creando un “clúster de odio” que intensifica el aislamiento del estudiante repetidor.
Las secuelas persisten
¿Mejora su situación con el tiempo? En cierta medida, sí. Años después, los antiguos repetidores logran recuperar algo de popularidad; sin embargo, otros efectos negativos permanecen prácticamente inalterados. Siguen enfrentándose a un mayor número de enemigos y carecen de redes sociales sólidas, lo cual indica que la experiencia de repetir deja una huella duradera.
Los autores concluyen que la repetición escolar destruye el capital social del estudiante, un daño difícilmente reparable con el tiempo.
Más allá de las notas
Aunque frecuentemente se justifica como una medida para ofrecer “una segunda oportunidad” académica, la evidencia acumulada pone en duda esta lógica. Estudios previos ya habían señalado que repetir no mejora el rendimiento a largo plazo y puede incrementar el riesgo de abandono escolar. Este nuevo enfoque resalta las consecuencias sociales invisibles que pueden marcar el futuro del alumnado.
En palabras de los autores: “la repetición impone un coste emocional y relacional que no siempre es evidente, pero condiciona profundamente la vida escolar de quienes la padecen”.
Repensar las políticas educativas
Este estudio, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Junta de Andalucía, sugiere una revisión urgente por parte de las autoridades educativas sobre el uso de la repetición como herramienta pedagógica. A los costes económicos y logísticos ya conocidos —como aulas sobrecargadas y retrasos en la inserción laboral— se suma ahora un profundo coste social: muchos repetidores terminan siendo alumnos más solitarios y rechazados, con menos herramientas para avanzar.
TeensLab, también conocido por investigar fenómenos como el bullying o la exclusión en redes escolares, confirma con este trabajo que las dinámicas sociales dentro del aula son tan relevantes como las calificaciones académicas.
Para acceder a toda la información sobre TeensLab, puedes consultar aquí: https://loyolabehlab.org/teenslab/
Referencia
Brañas-Garza, P., & Jorrat, D. (2025). La repetición perjudica la inclusión social en la escuela. Revista De Educación, 1(409), 27–57. https://doi.org/10.4438/1988-592X-RE-2025-409-685