Investigadores de la Universidad de Oviedo, pertenecientes al grupo de Intervenciones Traslacionales para la Salud y al Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA), han realizado un descubrimiento significativo sobre cómo el ejercicio de fuerza beneficia al organismo. Este estudio, que se llevó a cabo en modelos animales y cultivos celulares, ha sido publicado en la revista Molecular Metabolism y podría abrir nuevas perspectivas sobre los efectos del entrenamiento físico en la salud.
El equipo ha identificado el papel crucial del microRNA miR-29a-3p, una pequeña molécula que permite la comunicación entre el músculo esquelético y otros tejidos durante el ejercicio. Este hallazgo resalta cómo los músculos liberan microRNA en respuesta a la actividad física, actuando como mensajeros que influyen en el metabolismo celular y la utilización de energía por parte del cuerpo.
El impacto del microRNA en la adaptación al ejercicio
Durante el ejercicio, ya sea corriendo o levantando pesas, los músculos envían señales que afectan diversos procesos biológicos. El grupo de investigación ha descubierto que los microRNA son fundamentales en esta comunicación. En particular, el miR-29a-3p se libera durante el ejercicio y es esencial para mantener la fuerza y facilitar la adaptación al entrenamiento.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores utilizaron ratones sometidos a un mes de entrenamiento controlado, tanto de resistencia como de fuerza. A través de este enfoque, identificaron once microRNA cuyos niveles en sangre variaban con el ejercicio. La Dra. Paola Pinto Hernández, investigadora posdoctoral en el Instituto Karolinska de Suecia y primera autora del estudio, destacó que “el miR-29a-3p emergió como un potencial mensajero producido por el músculo” tras analizar cultivos celulares expuestos a ejercicio.
Resultados significativos sobre la capacidad física
Los investigadores también examinaron cómo afecta la ausencia del miR-29a-3p al rendimiento físico utilizando ratones genéticamente modificados. Los resultados mostraron que estos animales tenían una menor capacidad de fuerza y una reducción en las ganancias asociadas al entrenamiento. Este hallazgo sugiere que el miR-29a-3p juega un papel clave en cómo los músculos y el hígado utilizan energía durante el ejercicio.
El Dr. Fernández Sanjurjo, profesor del Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo, subrayó que “esto confirma que el miR-29a-3p es fundamental para la adaptación y mejora con el entrenamiento de fuerza”. Sin embargo, advirtió que aún es necesario investigar si estos resultados son aplicables a humanos.
Nuevas líneas de investigación sobre salud y ejercicio
Este descubrimiento no solo amplía nuestro entendimiento sobre la relación entre ejercicio, músculo y metabolismo, sino que también abre posibilidades para futuras investigaciones destinadas a maximizar los beneficios del ejercicio físico en nuestra salud. El Dr. Eduardo Iglesias Gutiérrez, coordinador del estudio junto a otros destacados investigadores como la Dra. Cristina Tomás Zapico y el Dr. Benjamín Fernández García, enfatizó la importancia de este avance científico.
Colaboración internacional
El trabajo es resultado de una colaboración internacional entre instituciones destacadas: además de la Universidad de Oviedo, participaron el Instituto Karolinska (Suecia), la Universidad de Texas Southwestern (EE.UU.) y la Universidad de Barcelona.
Pie de foto: Miembros del grupo investigador “Intervenciones Traslacionales para la Salud”, incluyendo a Cristina Tomás, Paula Amador, Ester Martín y otros colegas destacados.
Referencia:
Pinto-Hernandez P et al., "Training-induced plasma miR-29a-3p is secreted by skeletal muscle and contributes to metabolic adaptations to resistance exercise in mice." Mol Metab. 2025 May 23;98:102173. doi: 10.1016/j.molmet.2025.102173.