El catedrático Luis Navarro, profesor del Departamento de Biología Vegetal y Ciencias del Suelo en la Universidad de Vigo, ha expresado su preocupación por la forma en que se abordan las medidas contra los incendios forestales. En un contexto marcado por los recientes y devastadores incendios, Navarro ha señalado que muchas de las recomendaciones propuestas por expertos se centran casi exclusivamente en la gestión del fuego para proteger a la población humana, un objetivo que considera loable pero insuficiente.
“Echo en falta propuestas de gestión ecológica de fondo que reduzcan la probabilidad de que este problema se repita cada verano”, ha afirmado el académico. Esta reflexión marca el inicio del nuevo curso académico y pone de relieve la necesidad urgente de adoptar una perspectiva más amplia en la lucha contra los incendios.
La importancia de la biodiversidad frente a la “maleza”
En un artículo reciente, Navarro aboga por aprovechar esta catástrofe ambiental como una oportunidad para buscar soluciones “diferentes y consensuadas”. Se refiere específicamente al llamado “material inflamable” que muchos insisten en clasificar como ‘maleza’, cuando en realidad representa un hábitat vital. Este tipo de vegetación es fuente de biodiversidad taxonómica y funcional, elementos imprescindibles para el ecosistema, según el catedrático.
Navarro destaca que este hábitat no solo alberga numerosas especies, sino también organismos con roles complementarios esenciales para mantener el equilibrio ecológico, como polinizadores y descomponedores. La estructura densa de estas áreas genera microclimas favorables que favorecen la vida. “Puede que no sea conveniente tenerlo cerca de casa, pero no podemos prescindir de estos hábitats en la naturaleza”, sostiene.
Desafíos en la gestión del riesgo de incendios
Respecto al manejo del fuego, el catedrático plantea interrogantes cruciales: “No solo debemos preguntarnos cuánta biomasa retiramos, sino dónde y qué tipo, para mantener funciones vitales como la polinización y dispersión de semillas sin degradar el sistema que intentamos proteger”. Esta visión integral es fundamental para reducir riesgos sin comprometer la salud del ecosistema.
Navarro enfatiza que no se trata de elegir entre las personas o la naturaleza. Más bien, se trata de diseñar paisajes habitables y resilientes donde ambos aspectos puedan coexistir y reforzarse mutuamente. En su artículo, propone cuatro líneas básicas para un nuevo enfoque: reconocer las matas como comunidades con especies clave; pasar de una limpieza indiscriminada a planes específicos de gestión; diseñar mosaicos y corredores para frenar la propagación del fuego; y alinear prevención, restauración post-incendio y conservación a escala paisajística con participación local.
Un futuro sostenible ante los incendios
Concluyendo su análisis, Navarro advierte sobre las consecuencias negativas de convertir todo en zonas a limpiar: “El precio a pagar será un territorio cada vez más pobre y, paradójicamente, más vulnerable”. Estas palabras subrayan la urgencia de adoptar un enfoque más holístico en la gestión del medio ambiente frente a los desafíos actuales.