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Adaptación urbana

Ciudades más verdes, mejor adaptación al calor extremo

Ciudades más verdes, mejor adaptación al calor extremo

viernes 05 de septiembre de 2025, 09:03h

La adaptación de las ciudades al calor avanza, pero se requiere más vegetación. Las infraestructuras verdes son clave para mitigar los efectos del cambio climático y mejorar la salud urbana.

El cambio climático y la urbanización creciente presentan desafíos significativos que impactan a los ciudadanos en diversas áreas. Durante el verano, las olas de calor se convierten en un fenómeno crítico, generando efectos perjudiciales sobre la salud, la economía y el medio ambiente. Estos eventos meteorológicos se caracterizan por periodos prolongados de temperaturas anómalamente elevadas, lo que requiere la implementación de medidas adecuadas para su mitigación.

Entre los efectos socioeconómicos más destacados se encuentra la disminución de la productividad laboral, especialmente en sectores como la agricultura y la construcción, que dependen del trabajo al aire libre. Además, la reducción en la producción agrícola puede comprometer la seguridad alimentaria. En el ámbito sanitario, las altas temperaturas provocan deshidratación y agravan enfermedades crónicas, afectando particularmente a grupos vulnerables como los ancianos. Asimismo, el estrés derivado del calor tiene repercusiones negativas en la salud mental.

Impacto de las olas de calor en España

En España, las olas de calor representan un evento extremo devastador. En 2023, se registraron más de 8,000 muertes atribuibles al calor, con una tasa superior a 200 fallecimientos por millón de habitantes, concentrándose principalmente en regiones como Barcelona (839), Madrid (830) y Valencia (561).

Estos fenómenos suelen manifestarse con mayor frecuencia durante julio y agosto, y su intensidad ha aumentado notablemente en las últimas décadas. Este aumento no solo incrementa el riesgo de incendios forestales, sino que también plantea retos para la agricultura, que debe adaptarse mediante cultivos más resistentes.

Estrategias para mitigar el calor urbano

La creciente frecuencia de estos fenómenos en la cuenca mediterránea exige la adopción de políticas y estrategias efectivas tanto a nivel público como privado. Los modelos climáticos ofrecen proyecciones sobre temperaturas futuras bajo diferentes escenarios de emisión de carbono. Las proyecciones más alarmantes sugieren que a finales del siglo XXI algunas regiones enfrentarán combinaciones de altas temperaturas y baja humedad, lo que podría poner en peligro diversas formas de vida.

El impacto sobre la salud y mortalidad es particularmente severo en áreas densamente pobladas donde el tráfico vehicular, las actividades económicas concentradas y los materiales utilizados en calles y edificios contribuyen a elevar las temperaturas. Para abordar esta situación, se recomiendan acciones como restricciones al tráfico y el fomento de infraestructuras verdes.

Naturación urbana: una solución sostenible

Las infraestructuras verdes juegan un papel crucial en la lucha contra el calor urbano gracias a su naturaleza multifuncional. Estas estructuras no solo ayudan a moderar las temperaturas y aumentar la humedad, sino que también reducen la contaminación del aire e impulsan la biodiversidad al incorporar plantas nativas. Además, promueven hábitos saludables al ofrecer espacios recreativos.

A lo largo del tiempo, se han implementado medidas para combatir las olas de calor que han demostrado ser efectivas; por ejemplo, las estrategias de adaptación han logrado reducir hasta un 80% la mortalidad asociada a estas condiciones extremas. Esto indica que aún hay oportunidades para seguir avanzando en este ámbito.

Recomendaciones clave ante olas de calor

A pesar del progreso realizado, todavía existen áreas que requieren mejora. Algunas recomendaciones esenciales incluyen:

  • Fomentar infraestructuras verdes por su capacidad para disminuir temperaturas y mejorar el bienestar ambiental mediante espacios recreativos.
  • Promover energías renovables limpias y sostenibles que reemplacen los combustibles fósiles responsables del calentamiento global.
  • Establecer planes de emergencia para proteger a poblaciones vulnerables durante episodios extremos.
  • Regular horarios laborales en profesiones expuestas al aire libre para prevenir insolaciones.

Al considerar cómo “enverdecer” nuestras ciudades —es decir, aumentar la vegetación— es fundamental garantizar que los habitantes tengan acceso a zonas verdes cercanas. Esto puede lograrse no solo mediante grandes parques o jardines, sino también incorporando cubiertas vegetales, paredes verdes o árboles en calles urbanas. La aspiración es clara: transformar nuestras ciudades en auténticos jardines urbanos.

* Julián Briz Escribano es catedrático emérito de la Universidad Politécnica de Madrid e Isabel de Felipe Boente es profesora jubilada de Economía y Desarrollo en dicha universidad.

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