El suicidio sigue siendo un tabú en la sociedad actual. Este silencio ha permitido que este fenómeno pase desapercibido durante años, ya que lo que no se nombra, no existe y, por ende, no puede prevenirse. Este fue el eje central de una reciente emisión del programa radial Sanemos Juntos, conducido por Fulvia Carvajal Barbosa, directora de Comunicaciones de la Universidad del Valle.
En esta emisión, participaron Berta Moreno Kustner, investigadora y profesora de la Universidad de Málaga en España, y Sandra Saldivia Bórquez, investigadora y profesora de la Universidad de Concepción en Chile. Ambas compartieron sus experiencias y reflexiones sobre cómo abordar el suicidio desde un enfoque respetuoso y humano.
Factores que contribuyen al suicidio en jóvenes universitarios
La profesora Berta Moreno ha liderado el diseño de un plan de prevención del suicidio en su institución. Según sus investigaciones, “el suicidio es un fenómeno multicausal; no hay una única razón que lo explique”. Entre los factores predisponentes se encuentran antecedentes familiares, enfermedades mentales o experiencias de abuso en la infancia. Además, existen factores desencadenantes que pueden activar un riesgo mayor en momentos críticos de la vida.
A partir de un estudio realizado con más de 2.200 estudiantes universitarios en España, se obtuvieron cifras alarmantes: “el 30% había experimentado deseos de muerte, el 15% ideación suicida y más del 14% había llegado a planificarlo”. Estas cifras podrían haber aumentado debido al aislamiento social y la pérdida de contacto humano provocados por la pandemia.
Estrategias integrales para la prevención del suicidio
Un plan efectivo de prevención no se limita a la atención psicológica; requiere una estrategia integral. Esto incluye alfabetización emocional para toda la comunidad universitaria, formación de referentes o “centinelas” capaces de detectar señales de riesgo, así como espacios seguros para hablar y acompañarse mutuamente. También son necesarias estructuras claras para derivar casos a atención especializada.
Es fundamental destacar que “hablar sobre el suicidio no genera más suicidios; ese es un mito”. Lo crucial es hacerlo con respeto, proporcionando información adecuada y ofreciendo rutas de apoyo y solución.
Desafíos emocionales en tiempos modernos
Desde el ámbito de la salud mental, Sandra Saldivia Bórquez enfatizó que “la incertidumbre ante el futuro, la fragmentación de los vínculos sociales y las dificultades para trabajar en grupo” han creado un escenario emocional complejo. Las universidades han intentado responder a esta crisis contratando más psicólogos; sin embargo, esto no es suficiente. Es necesario fomentar una alfabetización en salud mental que permita distinguir entre malestar psíquico y trastornos clínicos.
Recuperar prácticas comunitarias también es esencial para sostener el bienestar colectivo. Una simple conversación con un amigo o docente cercano puede ser un primer paso crucial hacia la ayuda. No es necesario ser profesional de la salud; basta con estar dispuesto a escuchar sin juzgar.
La problemática del suicidio en adultos mayores
El tema del suicidio también afecta a los adultos mayores. La mayor proporción ocurre en personas mayores de 60 años, aumentando después de los 80. Aunque entre los jóvenes representa la segunda causa de muerte en países como Colombia y Chile, el problema es aún más crítico entre los ancianos. Ellos tienden a utilizar métodos más letales y su suicidio suele ser más silencioso, dificultando su detección.
La depresión en personas mayores puede ser menos evidente; frecuentemente se confunde con deterioro cognitivo o simplemente con el proceso natural del envejecimiento. Por ello, prestar atención a estos riesgos es vital. Un factor protector clave es el apoyo social frente al aislamiento que trae consigo el envejecimiento.
Cualquiera puede ser parte de la solución
El suicidio no debe considerarse un asunto exclusivo para psicólogos o psiquiatras; todos somos parte de una comunidad capaz de actuar como agentes preventivos. A veces, una conversación amable o incluso un simple saludo puede marcar una gran diferencia. “Se trata de acompañar y reconocer que todos podemos ser un punto de apoyo para alguien más”, concluyó Saldivia Bórquez.
Actualmente, la Universidad del Valle cuenta con una política institucional orientada hacia una universidad saludable que promueve la alfabetización en salud mental, autocuidado y atención hacia quienes nos rodean.
Pueden encontrar otros capítulos del programa Sanemos Juntos en Spotify.
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
30% |
Estudiantes que experimentaron deseos de muerte. |
15% |
Estudiantes con ideación suicida. |
14% |
Estudiantes que planificaron el suicidio. |