En el contexto del Día Mundial de la Salud Mental, la investigadora de UIC Barcelona, Lara Martín Vicario, ha abordado la problemática de la estigmatización asociada a la obesidad y ha resaltado la importancia de una representación adecuada en las publicaciones académicas. Según la experta en comunicación y salud, los mensajes que fomentan la culpabilización generan un efecto negativo, provocando rechazo y aislamiento entre las personas afectadas.
Martín Vicario sostiene que este enfoque se ve respaldado por un estudio que analizó 95 aplicaciones de pérdida de peso y su discurso persuasivo, publicado en la revista Sociology Compass. Las conclusiones revelan que estas aplicaciones tienden a reforzar una imagen monolítica del cuerpo ideal, vinculando el sobrepeso con el fracaso personal.
Impacto psicológico del estigma asociado a la obesidad
La psicóloga y profesora del departamento de Psicología de UIC Barcelona, Marina Santamaría, también ha aportado su perspectiva al tema. Ella afirma que los mensajes constantes de culpabilización, aunque sean implícitos, erosionan la autoestima y alimentan una relación conflictiva con el propio cuerpo. Santamaría enfatiza que “el estigma asociado a la grassofobia tiene un impacto muy profundo en la salud mental de las personas”.
Desde su experiencia como comunicadora en el ámbito de la salud, Lara Martín destaca cómo el lenguaje utilizado influye en la percepción social: “Cuando nos referimos al peso como una responsabilidad individual, se consolida la idea errónea de que quienes padecen sobrepeso o obesidad son responsables tanto de las causas como del tratamiento de su condición”, argumenta. Esta forma de abordar el problema no solo perpetúa una sensación de culpa moral, sino que también oculta factores sociales y estructurales relevantes.
Construcción de comunidad frente a la grassofobia
Un segundo estudio realizado por Martín Vicario y publicado en el Journal of Gender Studies, analizó testimonios compartidos por usuarios en un foro en línea. La investigadora concluyó que compartir experiencias permite generar recursos emocionales para enfrentar la grassofobia, además de construir un sentido de comunidad y pertenencia entre los participantes.
Desde el punto de vista clínico, Marina Santamaría advierte sobre los riesgos asociados a vivir bajo presión para cumplir con ideales corporales. Según ella, esto puede llevar a conductas perjudiciales como dietas extremas o aislamiento social. Además, señala un aumento notable en los casos relacionados con esta cultura del cuerpo en los últimos años. “El estigma relacionado con la grassofobia afecta profundamente las esferas emocional y relacional de las personas, condicionando sus vínculos y proyecciones hacia el mundo”, concluye.