Un estudio reciente encontró que niveles altos de ácido alfa-linolénico omega-3 de fuentes vegetales como las nueces mejoran la utilización de glucosa por el cerebro, lo que podría hacerlo más resistente al Alzheimer. Investigaciones en España muestran beneficios cognitivos y neuroprotectores de las nueces ricas en omega-3, especialmente en individuos con riesgo genético de la enfermedad.
En un reciente estudio publicado en Alzheimer's and Dementia: Diagnosis, Assessment & Disease Monitoring, se descubrió una relación entre los altos niveles de ácido alfa-linolénico omega-3 (ALA) provenientes de fuentes vegetales como las nueces y una mejora en la utilización de glucosa por parte del cerebro. Esto indica que el cerebro podría volverse más resistente al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. En España, la demencia afecta a aproximadamente 1 de cada 10 personas, siendo el Alzheimer la causa más común, abarcando entre el 60% y el 70% de los casos. Los hallazgos de esta investigación son prometedores, ya que plantean una opción sencilla y accesible para la prevención a través de cambios en la alimentación.
Los niveles de omega-3 en sangre de 320 participantes de la cohorte Alzheimer’s y Familias (ALFA) en España fueron analizados por un estudio. Estos individuos presentaban un alto riesgo genético de padecer Alzheimer, pero no mostraban deterioro cognitivo. Se les inyectó glucosa marcada a los voluntarios para examinar su metabolismo en distintas zonas del cerebro. Al mismo tiempo, se midieron los ácidos grasos en eritrocito, los cuales indican el consumo de alimentos ricos en omega-3 durante las últimas semanas.
En el estudio, se encontró que aquellos con mayores niveles de ácido alfa-linolénico omega-3 (ALA) en la sangre, proveniente de fuentes vegetales como las nueces, presentaban una mayor eficiencia en el uso de glucosa por parte del cerebro en áreas críticas. Estas regiones son las primeras en ser afectadas durante el inicio de la enfermedad. Este hallazgo fue evidente en todos los participantes analizados, destacándose especialmente en aquellos con un mayor riesgo genético de Alzheimer.
Las nueces son una de las principales fuentes vegetales de omega-3 y el único fruto seco rico en estos ácidos grasos, esenciales para la salud y que el cuerpo no puede producir.
En aquellos que, a pesar de no mostrar signos de Alzheimer, ya estaban experimentando la acumulación de proteínas (amiloide y tau) propias de la enfermedad, se observó que el omega-3 docosahexaenoico (DHA) proveniente de fuentes marinas resultaba más beneficioso.
"Podrían ser útiles para conseguir un cerebro más resistente a los cambios que preceden la aparición de la enfermedad", afirma el Dr. Aleix Sala-Vila, principal investigador del estudio y miembro del Hospital del Mar Medical Research Institute (IMIM), al referirse a alimentos ricos en omega-3 como las nueces.
Adoptar hábitos sencillos de nutrición a una edad temprana y con frecuencia, como incorporar alimentos ricos en omega-3, como las nueces, podría ser una acción prometedora que beneficie la función cognitiva y las afecciones neurodegenerativas. En enfermedades como el Alzheimer, es posible que los signos y síntomas no se manifiesten hasta una edad muy avanzada.
Es necesario realizar más investigaciones para poder generalizar estos hallazgos a diferentes grupos de personas y para entender cómo las nueces influyen de manera independiente en los niveles de ALA en la alimentación y en el metabolismo cerebral de la glucosa.
La salud cognitiva y las Nueces de California están estrechamente relacionadas, según un estudio reciente
El fruto seco más consumido por los españoles son las nueces, que contienen una cantidad significativa de ácido alfa-linolénico (ALA), es decir, ácidos grasos omega-3 de origen vegetal que el cuerpo requiere pero no puede sintetizar. Por porción, las nueces aportan 2,7 gramos de ALA. Un nuevo estudio destaca la capacidad de estos ácidos grasos para disminuir el riesgo de enfermedades degenerativas y demencia.
Publicado en eClinicalMedicine, un estudio español reciente liderado por el Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) reveló que las nueces y su contenido de omega-3 podrían tener un impacto positivo en el desarrollo cognitivo y la maduración psicológica de los adolescentes. Se destaca su papel clave en el desarrollo del cerebro, especialmente durante la etapa de desarrollo humano.
Los compuestos bioactivos presentes en las nueces, como los polifenoles, han sido objeto de investigaciones científicas en relación con la función cerebral, contribuyendo así a mantener la salud y prevenir enfermedades(4).
Durante la última década, múltiples estudios científicos publicados han corroborado que las nueces contribuyen a prevenir enfermedades como las cardiovasculares, diabetes o hipertensión arterial, así como a reducir el riesgo de cáncer y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
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