Integrar las nuevas tecnologías en el ámbito educativo es uno de los grandes desafíos que enfrenta la educación contemporánea. Las pizarras inteligentes y las tabletas han llegado a casi todos los centros educativos, pero su efectividad está siendo cuestionada. En Suecia, por ejemplo, se ha tomado la decisión de retirar las tabletas de las aulas para volver a los métodos tradicionales de enseñanza. Esta tendencia también se ha comenzado a notar en España, donde Madrid ha decidido eliminar el uso de dispositivos electrónicos en las clases de Educación Infantil y Primaria.
Ante estas inquietudes, el Instituto Veritatis Gaudium de la Universidad Católica de Valencia invitó al catedrático de Filosofía de la Ciencia, Alfredo Marcos, para ofrecer una conferencia sobre el impacto de las tecnologías en la educación y en la percepción que tiene el ser humano de sí mismo. Marcos sostiene que no se trata de prohibir el uso de herramientas tecnológicas como la inteligencia artificial, sino más bien de “aprender a utilizarlas sin que deterioren la dignidad humana”. Para ello, propone una reflexión profunda antes de adoptar cualquier tecnología.
Reflexión sobre la naturaleza humana y las TIC
¿Cómo debe ser este debate previo? Según Marcos, es fundamental analizar qué significa ser humano y cómo adaptar las tecnologías a estándares que respeten nuestra dignidad. Existen dos visiones opuestas respecto a esta integración: una transhumanista que promueve la transformación del ser humano mediante tecnología, y otra que defiende la necesidad de preservar lo esencial del ser humano.
A pesar de su postura crítica hacia ciertos usos tecnológicos, Marcos aclara que no es un negacionista. “Las innovaciones deben ser bienvenidas”, afirma, pero enfatiza la importancia del discernimiento para evitar daños potenciales al individuo. La clave radica en entender cómo estas tecnologías afectan nuestra existencia y bienestar.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos como guía
Marcos destaca que la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un pilar esencial para recordar que todos tenemos derechos inherentes por nuestra condición humana, no otorgados por nadie. Este principio es vital en un contexto donde se discuten conceptos como género e identidad.
A pesar del debate actual sobre la DUDH y su posible obsolescencia, Marcos subraya que reconocer nuestra naturaleza común es crucial para formar comunidades sólidas. Sin esta base compartida, cualquier intento comunicativo podría fracasar.
La libertad humana frente a los avances tecnológicos
La libertad humana, hoy cuestionada por algunos neurocientíficos que consideran que es una ilusión, sigue siendo una experiencia palpable para cada individuo. Aunque existen limitaciones físicas y sociales, estas no anulan nuestra capacidad para actuar libremente.
A medida que avanzamos hacia un futuro tecnológico más complejo, Marcos advierte sobre el riesgo de perder nuestra brújula moral si no reflexionamos sobre lo que significa ser humano. Cuanto más poderosas sean las tecnologías disponibles, más necesario será este tipo de reflexión.
Prácticas educativas basadas en el silencio tecnológico
Una solución propuesta por Alfredo Marcos son las prácticas de silencio tecnológico en entornos educativos. La escuela puede convertirse en un espacio donde se limite temporalmente el uso de dispositivos digitales para fomentar un aprendizaje más consciente y reflexivo.
"Hoy vamos a seguir el método didáctico sin utilizar PowerPoint", dice Marcos en sus clases como parte del enfoque hacia una educación menos dependiente de la tecnología. Estos momentos permiten a los estudiantes reconsiderar cómo utilizan las herramientas digitales y qué propósito tienen en su aprendizaje.