El informe Vía Universitaria, elaborado por la Xarxa Vives d’Universitats, ha puesto de manifiesto las serias desigualdades de acceso a la educación superior y ha reclamado políticas que promuevan la equidad de género y el bienestar del estudiantado. Este estudio, que abarcó a más de 45.000 estudiantes de 20 universidades en el País Valencià, Cataluña, las Islas Baleares y Andorra, ofrece un análisis exhaustivo sobre la situación actual del alumnado universitario.
Entre los hallazgos más destacados se encuentra que la presión económica sigue siendo un obstáculo significativo para una experiencia universitaria plena. Además, se señala que la modalidad de universidad no presencial se ha consolidado como un modelo educativo con identidad propia. Por otro lado, persiste una notable brecha de género, reflejada en los sesgos en la elección de estudios y en las expectativas diferenciadas entre hombres y mujeres.
Desigualdad en el acceso y origen social
El informe revela que el origen social es un factor clave en el acceso a la educación superior. Un alarmante 63 % del alumnado de grado proviene de clases sociales altas, lo que pone de relieve un sistema educativo aún alejado de la equidad total. Los estudiantes de familias con menor nivel formativo tienden a concentrarse en áreas como Ciencias Sociales y Humanidades, enfrentando trayectorias académicas más complejas debido a limitaciones económicas.
La financiación de los estudios recae principalmente en las familias, quienes cubren cerca del 50 % de los gastos totales. Las becas representan solo un 13,9 % del ingreso total del estudiantado, mientras que el trabajo durante el curso alcanza un 22,2 %. Estos datos evidencian una dependencia significativa del entorno socioeconómico y cuestionan la capacidad redistributiva del sistema universitario.
Papel de la mujer y brechas temporales
A pesar de que las mujeres constituyen el 63 % del alumnado, su elección de estudios sigue influenciada por estereotipos de género. Se observa una clara concentración femenina en áreas como Salud y Educación, mientras que los hombres predominan en campos tecnológicos con mejores perspectivas laborales. Además, se evidencia una desigualdad en el uso del tiempo personal: las mujeres dedican más horas al estudio y tareas domésticas, mientras que los hombres disfrutan de mayor tiempo libre para actividades recreativas.
El estudio también destaca la creciente aceptación de la educación no presencial; actualmente, un 20 % del estudiantado realiza sus estudios completamente en línea. Este modelo está ganando popularidad entre jóvenes menores de 26 años y se presenta como una alternativa viable para quienes tienen mayores responsabilidades laborales o familiares.
Baja participación estudiantil y bienestar emocional
A pesar del alto interés por actividades deportivas (71 %), solo un 20 % del alumnado participa activamente en entidades asociativas dentro del campus. Un preocupante 22,9 % siente que sus voces son ignoradas por las instituciones educativas. En cuanto al bienestar emocional, un 26 % reporta haber sufrido ansiedad, cifra que ha aumentado desde la pandemia. Se recomienda priorizar recursos para abordar la salud mental dentro del ámbito universitario.
Finalmente, el informe resalta que los estudiantes prefieren metodologías activas y participativas; sin embargo, se ha observado una disminución en el tiempo dedicado al estudio autónomo. A pesar de esto, la asistencia a clase sigue siendo alta (88,5 %), desmintiendo rumores sobre un aumento en el absentismo escolar.